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"El Gobierno quiere estrangular el cultivo de la remolacha"

«La única explicación de lo sucedido con la negociación del precio de la remolacha para la campaña 1980-1981 puede ser el intento del Gobierno de estrangular el cultivo de la remolacha, como lo viene haciendo durante los tres últimos años», ha declarado el presidente de la Confederación Nacional de Cultivadores de Remolacha y Cañas Azucareras, Adolfo Sánchez a la agencia Castilla Press.

La negociación del precio de los productos agrícolas sometidos a regulación de campaña produjo un enfrentamiento la pasada semana entre el ministro de Agricultura y el vicepresidente económico. El primer producto que se pondría sobre la mesa de negociaciones es la remolacha, uno de los de mayor incidencia en la producción nacional.«España», declaró el señor Sánchez García, «puede autoabastecerse de azúcar e incluso crear stocks suficientes. La producción nacional ha bajado durante las tres últimas campañas, especialmente en la de 1979, por la congelación de precios de este producto en su fase primaria.»

Los productores de remolacha piden una subida del 32%, habida cuenta de que los precios en origen no se han subido durante los cuatro últimos años, y pretenden que las subvenciones sociales se den a partir de las trescientas primeras toneladas a todos los cultivadores, para acabar con las discriminaciones en este sentido. Mientras Lamo de Espinosa parece que puso sobre la mesa una subida del 20%, en el último Consejo de Ministros, Abril Martorell se negó a que se negociase ningún precio por encima del 8%.

El señor Sánchez García considera que el «dictador del Gobierno» -así llamó a Abril Martorell- intenta un estrangulamiento del cultivo de la remolacha. «Co rremos el grave riesgo de que para el próximo año haya que importar de nuevo azúcar, cuando más cara está en todo el mundo (en 1974 supusieron 20.000 millones de pesetas), con el consiguiente perjuicio para nuestros agricultores, en favor de los campesinos extranjeros y, la inevitable salida de divisas para que, al final, el consumidor pague mayor precio, que, según Abril Martorell, es lo que quiere evitar.»

«No sabernos», añadió, «si el Gobierno tiene un pacto para frenar nuestras producciones y dar rienda suelta a la importación. Las principales zonas de producción de azúcar, son, precisamente, las que observan un mayor índice de paro, y si en la campaña que ahora comienza a cultivarse no se llega a un acuerdo con los precios, los campesinos no están dispuestos a cultivar más remolacha.»

«Aguantamos», dijo, «la subida de la Seguridad Social, de la maquinaria, de los fertilizantes, de las semillas. Con los fertilizantes, el Gobierno ha actuado también de una manera increíble, obliga a mantener unos precios -a pesar de todo aguantamos una subida del 37%-, y los industriales, para compensar este precio, rebajan el porcentaje de elementos fertilizantes que contiene la concentración. Para el agricultor esto es un fraude, y, por cierto, un fraude del que el Gobierno tiene pleno conocimiento.»

Para hoy está prevista una concentración de agricultores en Madrid «para protestar por la marginación que este sector está padeciendo en las mesas de negociaciones, donde ya ni siquiera se nos escucha, y se aumenta la diferencia entre nuestras rentas y las industriales.».

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