Publicación de un libro sobre las obras de arte del Banco Exterior de España
La reciente publicación, en edición no venal, de un libro dedicado al estudio y catalogación de las obras de arte del Banco Exterior de España constituye un acontecimiento cultural con una doble vertiente de interés: la del coleccionismo artístico en sí mismo por parte de instituciones públicas y la de la conservación, estudio y publicidad de los fondos acumulados. El libro, editado con esmero por Incafo, ha sido coordinado por Natacha Seseña, a quien hemos interrogado sobre los pormenores del mismo.
Pregunta. ¿Qué significación cultural tiene la publicación?Respuesta. Creo que es la primera vez que un banco hace una publicación sobre sus fondos artísticos, encomendando su estudio a especialistas de gran prestigio. Es, pues, un ejemplo importante, que hay que entender en el marco general de la política cultural del Banco Exterior de España. En este sentido, las frases de su presidente, Fermín Zelada, en el prólogo del libro, son muy claras: «... este libro no es sino un comienzo de las tareas culturales que el Banco Exterior quiere abordar en adelante... Tenemos el propósito de mejorar nuestra aportación al disfrute de las obras de arte, y, sobre todo, contribuir a la difusión mediante exposiciones y publicaciones; dedicando especial atención al apoyo del arte contemporáneo o, en sus manifestaciones regionales, a donde suele llegar más debilitada la acción promotora de la Administración».
P. ¿De qué partes consta el libro?
R. El libro se abre con una introducción de Xavier de Salas sobre el fonómeno histórico del coleccionismo. A continuación, Alfonso Pérez Sánchez, subdirector del Prado, analiza las obras de Valentín de Boulogne, Carreño, Murillo, Valdés Leal, Valerio Castello y de cuantos anónimos existen del siglo XVII. Matías Díaz Padrón, conservador del Museo del Prado, naliza, por su parte, la pintura flamenca y holandesa, atribuyendo a Sebastián Vranxc una obra considerada anónima, y a Pierre Snayers, una estupenda tabla que antes erróneamente era considerada de Van Der Meulen. La pintura del siglo XVIII, representada por dos espléndidos Goyas y un Esteve, es comentada por Salas, y la de los siglos XIX y XX, por Albina Martín Mateo, José Corredor, Matheos, Antonio Bonet Correa y José María Ballester. Los tapices, dos de ellos de gran belleza y derivados de los cartones de Teniers, son valorados por Juan José Junquera, que también estudia la techumbre que existe en el zaguán del banco. Yo misma, finalmente, me he adentrado en el fascinante mundo de la cerámica china, traída por las Compañías de Indias, y he clasificado la magnífica pecera del siglo XVIII, unos tibores y una vajilla italiana de principios de siglo.
P. ¿Cómo se llegó a formar una tan magnífica colección?
R. La mayor parte se fue formando en los años cincuenta, cuando todavía no había surgido en España el boom de las obras de arte. El señor Arburúa, a la sazón presidente del banco, pudo comprar a bajo precio muchas de las piezas que el banco posee. Más tarde, en 1963. se adquirió por subasta toda la colección Serrano Oriol en la galería Quixote.
P. ¿Qué problemas técnicos ha planteado la publicación?
R. Indudablemente realizar un libro como el que comentamos. donde, hay variedad de épocas, estilos, calidades, soportes. etcétera, entrañaba una cierta dificultad, que se resolvió con el criterio cronológico que ayuda a comprender el carácter evolutivo de la pintura.
Para la facilidad de comprensión y manejo, las magníficas fotografías de Juan Antonio Oronoz aparecen a la derecha de la página y el texto explicativo a la izquierda. Excepción de este criterio es el capítulo dedicado a las sanguinas de Sert, que su autor -Antonio Bonet- concibió como ensayo.
P. A su juicio, ¿cuáles son las piezas más destacadas de la colección del Banco Exterior?
R. En la obra antigua española hay excelentes piezas, como los dos Carreños -el de Carlos II adolescente y el retrato de dama-; un estupendo Murillo, que interesó especialmente al director del Museo del Prado, J. M. Pita Andrade, como lo manifestó en la presentación que hizo del libro; El sueño de San Fernando, de Valdés Leal... La colección tiene también dos Goyas: un retrato de Carlos III de cazador, obra juvenil, y un retrato de un personaje de menor importancia, don Pantaleón Pérez de Menín, pero de una belleza y un colorido tan brillantes que le sitúa entre los grandes retratos del pintor aragonés. De lo extranjero desta can el Asalto a una caravana, de Sebastián Vrancx; una Circuncisión, de Frans Franken; La fiesta de los ballesteros, que Matías Díaz Padrón ha demostrado ser obra de Pierre Snayers, y, sobre todo, una Sagrada Familia, de Valentín de Boulogne, donde todas las deriva ciones del caravaggismo están ya presentes. De la pintura contem poránea, las sanguinas de José María Sert constituyen la obra principal. Son ocho paneles, donde se representan distintas ciudades españolas dentro del peculiarísimo estilo de Sert, que Antonio Bonet ha estudildo resaltando la concep ción mítica del pintor catalán. A todo esto habría que añadir, finalmente, otros objetos artísticos de cerámica, tapicería, cristalería, etcétera.
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