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El presupuesto militar norteamericano, considerado insuficiente por el Comité de Defensa del Congreso

Demasiado pequeño y demasiado tarde. Tal fue el sentimiento de la mayoría de los miembros del Comité de Defensa del Congreso de Estados Unidos -tradicionalmente, un núcleo de «duros»-, cuando analizaron el programa de defensa para 1981, presentado en un memorándum de trescientas páginas por Harold Brown, secretario de Defensa.

El temor de una nueva expansión de la influencia militar soviética sigue marcando el momento político en Estados Unidos, que gastarán 142.700 millones de dólares en 1981 para reforzar su potencial militar, lo que supone un incremento del 5% en relación con el presente año y el 25% del presupuesto total del país. Sin embargo, salvo mínimas excepciones, los comentarios políticos califican de «pequeño» el nuevo gasto militar.Harold Brown y el general David Jones, jefe del Alto Estado Mayor norteamericano, presentaron un resumen del importante crecimiento del potencial militar de la URSS y centraron sus análisis en la invasión soviética en Afganistán, paso previo a una ocupación de los yacimientos de petróleo del área del golfo Pérsico, según los analistas militares norteamericanos. «Tensión que justifica el aplazamiento de la ratificación de los acuerdos SALT II», afirmó Brown.

El ministro de Defensa confirmó las grandes líneas del reforzamiento militar norteamericano -avanzadas por el propio presidente Carter en la presentación del programa presupuestario para 1981-, que supondrán una mejora del potencial naval y aéreo, fabricación de nuevos misiles y la movilización rápida de un contingente de 100.000 hombres para intervenir en cualquier parte conflictiva del globo.

El general Jones precisó que existe el riesgo de un posible conflicto entre Estados Unidos y la URSS antes de 1985, aunque dudaba que Moscú utilizara primero el arma nuclear.

Vista desde Washington, la estrategia de los rusos responde a un deseo de control del abastecimiento energético (petróleo) para los países occidentales, como lo demuestra su refuerzo militar en submarinos, misiles y superbombarderos. La intervención de Afganistán, la situación en el sureste asiático (Camboya y Tailandia) y el deseo de interferir los recursos en petróleo y minerales en el continente africano con la presencia de militares soviéticos y cubanos son elementos que apoyan, según Brown, la necesidad de potenciar, la capacidad defensiva de Estados Unidos.

Washington prestará especial atención a la creación de nuevas bases militares en varios países del Oriente Medio, aumentará la vigilancia con su flota en las áreas de los océanos Indico y Pacífico y desarrollará el nuevo misil MX. Harold Brown recordó que en el escenario europeo Estados Unidos y los países de la OTAN respondieron al peligro de los misiles soviéticos SS-20 y los superbombarderos Backfire con el programa de renovación nuclear que supone la instalación de los misiles Pershing II y Cruise.

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Moscú y el rearme chino

El periódico británico Daily Mail informaba ayer que el presidente Brejnev dirigió la semana pasada una seria advertencia a Estados Unidos, sobre la posibilidad de que Washington arme a China con ingenios nucleares.El Mail, un matutino de circulación masiva y orientación sensacionalista, afirma que el presidente soviético transmitió su aviso al político francés Chaban Delmas, con quien se entrevistó en Moscú.Según esta versión, de la que no se citan las fuentes, Brejnev dijo que «no toleraría» determinadas acciones de los países occidentales, una de ellas el rearme nuclear chino. «Créame», habría dicho el líder soviético a Chaban, «después de la destrucción de los silos nucleares chinos por nuestros misiles los americanos no tendrán mucho tiempo para elegir entre la defensa de sus aliados chinos y la coexistencia pacífica con nosotros.»

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