La Diputación acepta el cambio de empresa de Las Ventas

El pleno de la Diputación de Madrid aprobó ayer, con el voto en contra de los diputados de UCD, la cesión de la titularidad del arrendamiento de la plaza de Las Ventas, que pasa de Diodoro Canorea a Taurina Hispalense, SA. Esta cesión se hace a petición del propio Canorea, que es accionista de dicha sociedad.

Las condiciones impuestas por la Corporación para que esta transferencia de titularidad sea efectiva son las siguientes:1. Formalización de la cesión de derechos mediante escritura pública, en la que se incluirán todas las cláusulas del pliego de condiciones actualmente en vigor.

2. Las obligaciones tendrán carácter solidario y garante por parte de Diodoro Canorea y Taurina Hispalense.

3. El aval bancario por la renta anual se presentará cada 20 de diciembre, durante los años de vigencia del arrendamiento.

4. Aceptación previa, por parte de Taurina Hispalense, del reglamento de régimen interior que la Diputación redactará antes del 10 de febrero próximo.

5. Consecución de garantías totales antes del 6 de marzo. La empresa tendrá que avalar ochenta millones y medio de pesetas, correspondientes a la mitad del canon de arrendamiento de 1980, pues el pasado día 19 sólo avaló la otra mitad.

La propuesta de aceptación de la cesión de titularidad y las condiciones indicadas fue elevada al pleno por el vicepresidente de la Diputación y visitador de la plaza de toros, Luis Larroque, y aprobada por veintisiete votos a favor y veintidós en contra.

UCD votó en contra, y el diputado de este partido Eduardo González Velayos argumentó su oposición de la siguiente forma: Diodoro Canorea ha incumplido el contrato en dos aspectos, pues no hizo efectivos los pagos del canon de arrendamiento (hubo que recurrir al aval) y no celebró las novilladas de promoción previstas en el pliego de condiciones ni contrató figuras de categoria especial para la temporada de otoño. El contrato dice que el incumplimiento de cualquiera de sus estipulaciones supone la rescisión automática del mismo; este hecho se ha producido y, por tanto, el contrato es nulo. En consecuencia, se debería partir de cero y convocar nuevo concurso.

El diputado Manuel Santos, también de UCD, denunció la excesiva improvisación con que el vicepresidente de la Diputación ha llevado este asunto, y manifestó su extrañeza porque en el contrato que en su día fue suscrito por la Diputación y Canorea, en el que se recogían las cláusulas del pliego de condiciones, se hubiera excluido la cuarta, referida a la presentación de aval bancario por parte de la empresa.

En definitiva, Taurina Hispalense es ya la nueva empresa de Las Ventas y José Luis Martín Berrocal tiene todos los poderes, en su calidad de consejero delegado. La expectación se centra ahora en el reglamento de régimen interior y restantes condiciones antes citadas, pues si éstas no son aceptadas por el arrendatario, está previsto que se le rescinda el contrato, lo cual ocurriría con la temporada a punto de comenzar y ya sin tiempo de convocar nuevo concurso. Esta circunstancia también fue denunciada por los diputados de UCD, pero no fue tenida en cuenta.

En medio taurinos se afirma que Berrocal negocia ahora con Pedro Balañá la compra de su participación en la explotación de la Maestranza de Sevilla, al parecer con muchas posibilidades de que se cierre la operación en breve plazo. Ya no es tan probable, en cambio, que los maestrantes se presten a tantas componendas como la Diputación de Madrid, que ha hecho un alarde de contemporizaciones desde que finalizó la temporada última hasta la fecha.

La posición de Canorea dentro de Taurina Hispalense es ahora una incógnita, pues si bien está a las órdenes del consejero delegado de la sociedad, su relación con ésta es de solidaridad y mutua garantía en cuanto al cumplimiento del contrato.

La Diputación ha tenido en su mano, a lo largo de sucesivas oportunidades, la posibilidad de negociar la modificación del pliego de condiciones, para que las temporadas madrileñas se vieran mejoradas cuantitativa y cualitativamente, y, sin embargo, nada se ha hecho.