El asambleísmo laboral
Contestando al artículo de EL PAIS, de 18-1-1980, que escribe Julio Fernández, El inútil riesgo del asambleísmo, quisiera decir:
1. Las masas obreras, en contra de lo que piensa este señor, no se dejan manejar, como muchos quisieran en este país (y prueba de ello es la experiencia de la SEAT), sino que saben perfectamente, por su conciencia de clase, cómo tienen que organizarse para mantener el trabajo, el salario y sus derechos, y ahí está ese asambleísmo, según el artículo innecesario y que se sale del cauce de las centrales mayoritarias.
¿No tendrá el articulista miedo a que los obreros de este país empiecen a pensar de la manera más democrática que existe para cambiar las cosas?
2. En cuanto a la economía de SEAT, no tengo datos para juzgar, pero, en todo caso, no hace más que demostrar de nuevo lo caduco del sistema capitalista. En cuanto no consigue la ganancia o plusvalía apetecida, quiere sacarla a costa de que paguen la crisis las masas trabajadoras. ¿Y a Julio Fernández le extraña el asambleísmo? Yo le recordaría que somos nosotros los perjudicados, nosotros los que tenemos que luchar, nosotros quienes tenemos que resolver nuestros problemas y no esperar que nos los resuelvan personas que piensan como el periodista de EL PAIS.
3. Para terminar, respecto a la lucha por el hegemonismo de las centrales mayoritarias, que al articulista tanto le preocupa, porque en este juego se maneja a los trabajadores y asisten desorientados a una pugna en la que, en última instancia, según el artículo, no tienen nada que decir, ya lo han dicho: han dejado de estar manejados y han decidido ellos solitos, coincidiendo con los planteamientos de la CSUT y en asamblea democrática, lo que tienen que hacer, sin manejos ni pactos a sus espaldas.
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