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Renovada ofensiva para boicotear los juegos de Moscú

El destierro del académico Andrei Sajarov el martes, a la ciudad soviética de Gorki, ha incrementado las peticiones a favor de un boicot de los Juegos Olímpicos, a celebrar en julio de este año en Moscú. Ayer el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes norteamericana aprobó por una abrumadora mayoría, una resolución que solicita se boicoteen los Juegos Olímpicos de Moscú. Una resolución similar será presentada en breve al Senado.En Bruselas, portavoces de la delegación estadounidense ante la Alianza Atlántica expresaron su esperanza en que el affaire Sajarov «ayude» a comprender a los Gobiernos occidentales la necesidad de boicotear la Olimpiada de Moscú, ofreciendo, al tiempo, un importante respaldo al presidente Jimmy Carter, preocupado por la escasa acogida que su propuesta ha tenido hasta el momento en el «viejo continente».

Por de pronto, en un país tan poco partidario del boicot como Holanda, la detención del físico soviético ha causado mayor impacto entre la opinión pública, tradicionalmente implicada en la defensa de los derechos humanos en todo el mundo, que la propia invasión de Afganistán. La prensa de Amsterdam titulaba ayer sus primeras páginas recogiendo positivamente la idea del boicot olímpico, que, afirma, se va abriendo paso entre los representantes de la Cámara baja. El Gobierno hizo pública su inquietud por el confinamiento de Sajarov, que considera «una grave violación de la Carta de Helsinki»,

Por su parte, la Comisión Política del Parlamento Europeo encargó ayer a su presidente, el italiano Emilio Colombo, que traslade a las embajadas soviéticas de todas y cada una de las capitales de los nueve su «viva indignación ».

En París, numerosos intelectuales, entre los que destacan Jean Paul Sartre y Raymond Aron, preconizaron el boicot de los Juegos Olímpicos de Moscú, en un texto divulgado ayer.

Entre los firmantes del documento, después de Sartre y Aron, figuran Simone de Beauvoir, Robert Bresson, el premio Nobel André Lwoff, Bernard Kouchner, y Emmanuel Leroy-Ladurie.

En unas declaraciones del ministro alemán Genscher a la Deutschlandfunk, éste comentó, que un boicot de la Olimpiada no es a su modo de ver «la respuesta central» de Occidente respecto del comportamiento último de Moscú.

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Las autoridades olímpicas británicas, por su parte, han reaccionado fríamente a la petición hecha por la señora Thatcher de considerar un cambio de lugar para los próximos Juegos Olímpicos. El presidente de la Asociación Olímpica Británica, sir Denis Follows, pidió que la primera ministra «dejara de portarse como una aficionada en cuestiones deportivas».

(Más información en página 36)

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