La vieja fórmula

Un interminable ballet cómico de Tomás Zori, unas muecas y unos juegos de voces de Fernando Santos; seis largos pares de piernas femeninas bien mostradas y un enredo inverosímil, y que no hace falta seguir, porque lo mismo da, forman esta pieza, que se presenta como original de Richard Harris y Leslie Darbon, en la que la adaptación de Juan José Arteche tiene un papel importante, por el añadido de chistes locales, alusiones continuas a la actualidad -con preferencia, a la televisión- para acercarla al público; probable ente también, cortando desarrollo en el tiempo y añadiendo vibraciones a la acción. Una vieja fórmula, muchas veces probada, que probablemente empieza a cansar ya. La vieja fórmula ha dado ejemplos excelentes de teatro, con ingenio, comicidad y verdadero enredo. Antes de entrar... dejen salir -alusión local al juego de puertas clásico- no está entre esas obras maestras.