Sa Carneiro alude a la necesidad de restablecer el "orden" en Portugal
El nuevo Gobierno portugués, presidido por Francisco Sa Carneiro, recibió ayer la investidura del presidente Ramalho Eanes, pocas horas antes de la primera reunión de los 250 diputados elegidos el pasado 2 de diciembre.
Desacuerdo con Eanes
Guión y dirección de Peter Handke. Fotografia: Robby Muller. Música: Juan Sebastián Bach. Intérpretes: Edith Clever, Bruno Ganz, Michael Lonsdale, Ángela Winkler, Inés de Longchamp, Phillippe Caizergues, Gérard Depardieu, Bernhard Wichi, Bernard Minetti, Ruediguer Vogler. Alemania Occidenta , 1979. Dramático Local de estreno: Alphaville 4
La coincidencia de los dos actos fue aprovechada por Sa Carneiro para subrayar que su Gobierno es la emanación directa de la decisión mayoritaria del pueblo portugués. «Asumo el poder», dijo, «no como un fin en sí, sino como un medio de realizar el mandato recibido del pueblo portugués de transformar la sociedad nacional en conformidad con el proyecto político que fue propuesto al electorado y por él aceptado», por vía de «reformas cuya intensidad y cuyo ritmo serán determinados por la necesidad de resolver los problemas del país».Dedicando parte importante de su discurso inaugural a la necesidad de reforzar la unidad y la estabilidad internas de la nueva mayoría, el dirigente del PSD advirtió que no tendrá dudas en ejercer el poder que efectivamente le corresponde, y que no se limitará a «administrar un sistema heredado en parte de sus adversarios y en parte de la acción no democrática de minorías que se consideran revolucionarias».
Al lado de las reafirmaciones democráticas de respeto por el cuadro institucional y constitucional, por «las oposiciones» y por la opinión pública en general, han tenido particular relieve las alusiones a la necesidad de restablecer el «orden» y el «acatamiento de la legalidad» en numerosos sectores de la vida política y social nacional. Han merecido especiales referencias del nuevo primer ministro el combate contra la corrupción, la indisciplina y contra algunas prácticas de los órganos de comunicación social, a los que Sa Carneiro acusó de «no representar, a veces, la opinión pública nacional, ni siquiera una parte importante de ella».
Dos diagnósticos
El elemento tal vez más notorio de la ceremonia de ayer ha sido el fuerte contraste ofrecido por los dos discursos pronunciados por el jefe del nuevo Gobierno y por el presidente Eanes. En el diagnóstico de la situación nacional en sus diversas facetas, en la manera de encarar la posición de Portugal sobre la escena internacional, Sa Carneiro y Eanes se han opuesto, casi punto por punto.Al cuadro de dificultades que Sa Carneiro entrevé para el desempeño de su acción, el jefe del Estado contrapuso que este Gobierno toma el poder en condiciones mejores que cualquiera de sus predecesores: dispone de mayoría parlamentaria; la situación económica registra mejoras sustanciales, como resultado de la política de austeridad aplicada; existe un clima de paz social, resultado del sacrificio consciente de la mayor parte de los trabajadores portugueses, al que los empresarios nacionales no han sabido hasta ahora responder con la misma confianza que demuestran desde hace dos años «los inversores internacion ales».
Diferencias nítidas también en materia de política internacional, donde Sa Carneiro puso el acento sobre la necesidad de hacer de ella la prolongación de los «valores de civilización y de cultura que defendemos en nuestra tierra y para nuestra gente». No faltó también una referencia a «la invasión de Afganistán por la URSS, que amerraza la paz y la. seguridad mundiales, como ejemplo de los peligros que se avecinan».
El general Eanes hizo, al contrario, una defensa de la política de apertura y de diálogo multidirec cional seguida últimamente por Portugal, tanto en el dominio de las relaciones con los países africanos de expresion portuguesa como en el terreno de las relaciones con los países del este eu.ropeo. Política que, según el jefe del Estado portugués, lejos de contradecir los compromisos con la OTAN y con la Europa de la CEE, han merecido el apoyo y el reconocimiento de los principales aliados occidentales de Portugal.
La necesidad de prestar atención prioritaria a las medidas sociales y la exigencia del respeto de las reglas democráticas, que debe «mantener en permanencia la posibilidad de mayorías de recambio», han sido las principales reco mendaciones del jefe del Estado al nuevo Gobierno y a la mayoría que lo apoya.Quedó así confirmada la divergencia fundamental entre el Gobierno y el jefe del Estado, por encima de las afirmaciones mutua de respeto y de colaboración. Este desacuerdo había sido, por otra parte, confirmado por dos decisiones tomadas en el día anterior mientras la comisión política de PSD reafirmaba su oposición a una nueva candidatura del general Eanes a la presidencia de la República, éste mandaba promulgar la importante legislación aprobada durante las últimas semanas por el Gobierno de María Lurdes Pintassilgo, y que mereció el repudio de la nueva mayoría. Esta anunció ya que haría uso de sus poderes parlamentarios para provocar el debate y la consecuente anulación de parte de las leyes ahora promulgadas por Eanes.
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