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El Papa advierte sobre las consecuencias de una guerra nuclear

Juan Arias

Juan Pablo II empezó el año nuevo con un discurso, pronunciado ayer durante la misa celebrada ante miles de fieles en la basílica de San Pedro, en el cual ha abordado por vez primera, con gran dramatismo, el terrible problema de una eventual tercera guerra mundial y del peligro de una apocalipsis nuclear. «La guerra en el futuro podría ser», dijo el Papa, «una obra de destrucción de la vida humana absolutamente inimaginable.»

Preocupación sobre el futuro

Recordando los temas que han sacudido la opinión pública europea en las últimas semanas, el Papa ha afirmado que esta situación le obliga a «pensar en el futuro con preocupación, y ha añadido: «Nos empuja a esta preocupación las noticias sobre tantos medios de destrucción de los cuales podrían ser víctimas los frutos de esta rica civilización elaborados con el sudor de tantas generaciones.»

El papa Wojtyla ha revelado en su primer discurso del año que su preocupación por la paz de la Humanidad es tal que le ha constreñido a «discutir el tema del peligro de la guerra y de la necesidad de salvar la paz con muchos hombres y en muchas ocasiones». Y para que no se piense que se ha tratado de discusiones abstractas o teóricas, el Papa ha querido resumir en su discurso «las consecuencias inmediatas y terribles de una guerra nuclear», tal como se las han presentado recientemente algunos científicos famosos.

El Papa ha hablado en el silencio sagrado de San Pedro de la muerte directa o indirecta producida por una explosión atómica capaz de matar de golpe a doscientos millones de personas y de prodigar terribles cambios genéticos. Según el Papa, el único modo de defender la paz y salvar a la Humanidad de una tercera guerra mundial son «las negociaciones y coloquios bilaterales y multilaterales». Pero tampoco éstos bastarían, según Juan Pablo II, si el hombre no sabe al mismo tiempo «encontrar y reconstruir la confianza recíproca». Wojtyla concluyó diciendo que la causa de la paz se apoya sobre dos grandezas: «El valor de la vida y la dignidad del hombre.»

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El anticristo

El Papa, había despedido el año viejo con otro importante discurso, pronunciado durante la misa celebrada en la iglesia de los padres jesuitas en el centro de Roma. Después de haber recordado a los jesuitas que era necesario terminar el año «dando gracias por cada don de Dios recibido», añadió que, sin embargo, «no se podía tampoco olvidar» la existencia del mal en la historia del hombre y de la Humanidad».

Era la primera vez que el Papa polaco afrontaba tan directamente el insondable problema del mal. Su predecesor, Pablo VI, lo había hecho varias veces antes de morir identificando el mal en la figura personal del diablo. El papa Wojtyla no ha nombrado a Satanás, pero ha desempolvado la imagen del anticristo, afirmando que en la historia del hombre «actúa no sólo Cristo, sino también el anti-Cristo». Pero con un concepto más moderno que Montini, el papa Wojtyla no ha identificado el anticristo con una persona, sino más bien con la amenaza de las armas y del terrorismo, con «todas las manifestaciones de odio y de crueldad que se esconden bajo el nombre de terrorismo internacional» y también «con los gigantescos y amenazadores arsenales militares».

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