Javier Rupérez fue liberado después de una negociación con ETA en nombre del Gobierno
Una larga cadena de contactos entre el Gobierno y la organización ETA político-militar, con la decisiva intervención de Joaquín Ruiz-Giménez en la etapa final de la negociación -con plenos poderes del presidente Suárez-, ha permitido la liberación de Javier Rupérez, realizada a las seis de la mañana de ayer en las cercanías de Burgos. El diputado centrista se encuentra en perfecto estado de salud, después de los 31 días de cautiverio, aunque ha sido internado en la clínica Puerta de Hierro para someterse a un chequeo y permanecer alejado de las innumerables personas que desean verle o pedirle noticias de su secuestro. Nada se sabe acerca del lugar en que ha permanecido todo este tiempo, aunque fuentes policiales se inclinan a pensar que ha sido en el País Vasco. Los exámenes médicos permiten confirmar que no ha sufrido malos tratos ni fue drogado en momento alguno, y que probablemente estuvo recluido en algún lugar muy húmedo. Rupérez se entrevistó ayer, por espacio de dos horas, con el presidente Suárez, y por el momento ha declinado hacer declaraciones a los numerosos informadores que han seguido su secuestro.
Los contactos entre el Gobierno y la organización ETA político-militar han dado como fruto la constitución de sendas comisiones investigadoras de presuntas torturas en el Consejo General Vasco -condición explícita de ETA (p-m)- y en el Congreso de los Diputados y la posibilidad de que un número no determinado de presos etarras no implicados en delitos de sangre vean atenuada su situación. Como consecuencia del final negociado del secuestro, media docena de presos vascos pueden ser puestos en libertad provisional. Estas excarcelaciones serían un paso simbólico hacia la reconsideración global del problema de los presos vascos, a medio plazo.La propuesta de regularizar la situación de los etarras que esperan juicio fue transmitida personalmente a Suárez por Joaquín Ruiz-Giménez -verdadero artífice de la negociación final- el mismo día en que el comité pro liberación de Javier Rupérez regresó del País Vasco, el pasado 25 de noviembre.
A partir de entonces, al parecer, se produjeron contactos por tres canales. El primero, a través del abogado vasco Pedro Ruiz Balerdi, cuyo interlocutor habría sido Antonio Oyarzábal, actual director de la Oficina de Información Diplomática y antiguo gobernador civil de Guipúzcoa. Ambos se entrevistaron el jueves día 29 y conversaron en torno a los términos del acuerdo sobre los presos vascos. Fue esta la información que se filtró a tres periodistas y que publicaron dos diarios vascos.
Un segundo canal funcionó a través de un abogado francés que se ofreció a conectar con ETA. El abogado, de París, estaba avalado por la embajada de España en Francia. Por fin, el comité mantuvo contacto con un interlocutor habitual de ETA, de nombre Javier. Inesperadamente, la organización se declaró desconcertada por la inflación de canales y cortó todo contacto. Además desautorizó al interlocutor del comité y emitió el domingo día 2 de diciembre- un duro comunicado insistiendo en que el Gobierno debía negociar.
El lunes y el martes de la semana pasada transcurrieron en blanco, y el miércoles día 5 el presidente Suárez decidió poner el tema en manos de Ruiz-Giménez, al que todos los miembros del comité ratifican su plena confianza. Desde ese momento, el abogado democristiano, actualmente alejado de la vida política, comienza a llevar personalmente la negociación, rodeado de un espeso silencio para evitar filtraciones como la anteriormente citada y a través de un nuevo interlocutor designado por ETA cuya identidad se desconoce.
Los días previos a la liberación fueron muy tensos: el fin de semana transcurrió sin noticias, y el lunes empezó a cundir el nerviosismo, tanto en Madrid como en los medios vascos, mientras se comentaba que quizá el problema era debido a una desconexión entre los negociadores y el comando secuestrador, o bien a las pistas policiales que habían empezado a tomar cuerpo.
Cabe mencionar también la existencia de una carta manuscrita de Javier Rupérez a Adolfo Suárez, escrita durante su secuestro y que reproduce el semanario vasco Ere en el número que hoy saldrá a la calle. Según el texto impreso por esta publicación, Javier Rupérez exigía a Suárez su intervención personal para negociar las condiciones exigidas por ETA (p-m) para su liberación. También advertía al presidente -«pero sobre todo al amigo»- que los conceptos incluidos en la carta podían introducir en su ánimo algún ligero cambio de óptica, y se proclamaba a favor de las medidas de gracia para los presos vascos.
Por otra parte, la liberación de Javier Rupérez ha sido motivo de general satisfacción para las fuerzas políticas. Durante el día de ayer se recibieron innumerables testimonios en el domicilio del diputado centrista. Asimismo, familiares de presos de ETA (p-m) han expresado, en un comunicado, su alegría por el feliz desenlace del caso, al mismo tiempo que recuerdan que sus familiares presos no verán la Navidad entre los suyos.
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