Buena actuación de la Banda y Gwendal en el Alcalá Palace
El martes y el miércoles pasados actuaron en el teatro Alcalá Palace, de Madrid, los grupos La Banda y Gwendal. La Banda es la antigua Banda de Rory McGregor, conocida por muchos de los presentes a través de sus conciertos en los pasillos del Metro madrileño, cuando estas actividades eran todavía posibles. Luego se presentaron como teloneros de Clapton, donde su country más o menos americano cayó en terreno poco propicio.
En esta actuación, que coincide con la salida de su primer single, La Banda se mostró como un grupo mucho más claro, de ideas más acabadas y temas bien montados. Es bastante sorprendente que en el curso de unos pocos meses hayan surgido dos grupos que, como Suburbano y La Banda, realizan desde Madrid un folk ecléctico y electrificado, preocupado no sólo por la idea-música primaria, sino también por el montaje y elaboración de esa misma idea. La Banda sonó decentemente, aunque no de manera perfecta, y su concierto, muy en la línea de lo que después mostraría Gwendal, cayó lo suficientemente bien como para que se les pidiera una repetición, cosa muy rara cuando se abre un espectáculo sin haber actuado más que dos veces con anterioridad.Gwendal, por su parte, ha actuado varias veces en Madrid, siguiendo una progresión de locales notable. En un principio actuaron en el Colegio Mayor San Juan, posteriormente en la Fiesta Celta de la Joven Guardia Roja y ahora recalan con cuatro actuaciones en un teatro de tamaño medio. A lo largo de este tiempo Gwendal ha conseguido algo extraño y poco previsible, tal cual es la combinación de rock, jazz y música tradicional francesa y bretona. Lo bueno en Gwendal es su casi absoluta falta de pretenciosidad o trascendencia, de tal manera que pueden afirmar sin ningún rubor que el reggae es un aire tradicional del sur de Bretaña. Pero es que Gwendal no necesita de justificaciones ideológicas porque ante y sobre todo son buenos músicos. La sección rítmica está bien.
El nuevo guitarra tiene una buena imagen y hace buenos solos; el violín, como siempre, con mucho ritmo, y sobre todo la flauta y saxo de Youenn Leberre, cuyo fraseo en este último instrumento es sorprendente. Es una lástima que un grupo como Gwendal no reciba el más mínimo apoyo de su casa discográfica, ocupada sin duda en proyectos más rentables.
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