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Las dificultades, bien a la vista

«( ... ) En los últimos días, las tétricas y certeras declaraciones del ministro de Industria ante la correspondiente comisión del Congreso; la divulgación ostentosa del problema, en un oportuno e interesante programa de televisión, en el que las dos caras de la moneda se describieron hasta con cinismo, y los resultados económicos en estos seis años de los precios del petróleo en las haciendas de los países exportadores y en las de las grandes multinacionales, trabajando a comisión, con toda seguridad y con beneficios escandalosos, cifras divulgadas en las revistas de la especialidad, sitúan el problema en términos archiclaros: no hay miopía posible como excusa de los Gobiernos. Y un sólo dato más por lo que toca a España: en 1973, al iniciarse la crisis petrolífera, pagamos al extranjero por 41 millones de toneladas importadas casi 62.000 millones de pesetas; cinco años después, en 1978, hemos pagado por 45 millones de toneladas casi 360.000 millones de pesetas -seis veces más por lo mismo-. Y en este año es muy posible que por casi cincuenta millones de toneladas de crudos paguemos medio billón, o sea, nueve veces más.Y junto al problema de la escandalosa carestía aparece también el de la escasez, y el ministro señor Bustelo nos previene de que, o se pone en marcha aceleradamente un plan de ahorro y reconversión de energías, que por la urgencia sólo puede ser la atómica, o entraremos, quizá el próximo año, en el camino de las restricciones, los racionamientos y los cortes de energía y apagones de luz. Todo clarísimo. ( ... )

La OPEP, nuevos aprendices de brujo, han puesto en movimiento fuerzas que ya no pueden controlar y piden a los países consumidores que, con una mutación racional de los consumos, arreglen, o al menos suavicen, el problema que ellos han creado.

Ahorro de consumos, ayer comprensibles y hoy suntuarios, y energía atómica cuanto antes son las únicas posibilidades del mundo para no retroceder, cuando menos, a los niveles del pasado siglo. »

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9 de noviembre

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