Las reservas cerealistas mundiales (192 millones de toneladas) cubren este año el 20% de las necesidades de consumo
Los remanentes de cereales (con exclusión de los de la URSS y China) se elevan este año a 192 millones de toneladas, lo que supone catorce millones más que a finales de la campaña de 1978 (aumento del 8%). Sin embargo, este aumento ha sido menor del previsto, debido fundamentalmente al incremento de cereales en Estados Unidos y de sus necesidades interiores. El tema puede ser motivo de preocupación, sobre todo si se tiene en cuenta que esto sucede en un año en que la producción agrícola y alimentaria mundial va a experimentar un crecimiento cero; la FAO lo ha visto así y le dedicará especial atención en la Conferencia Mundial, que hoy se inaugura en Roma.
Las reservas mencionadas representan, según el organismo de las Naciones Unidas, el 20% de las necesidades mundiales de consumo, sin olvidar además que la mayor parte de ese 8% de aumento corresponde a cereales secundarios almacenados en los países exportadores. Las existencias de trigo son aproximadamente iguales a las del año pasado, pero inferiores en cinco millones de toneladas a las cifras máximas de 1977.Los stocks de cereales de los países en vías de desarrollo disminuyeron ligeramente al final de las campañas 1978/79. Los del lejano Oriente se mantuvieron prácticamente invariables (incluidas las abundantes cosechas de la India). Y en América Latina se ha registrado una importante disminución, debido principalmente a las grandes cantidades retiradas de las existencias de maíz y arroz en Brasil.
En Estados Unidos, once millones de toneladas de trigo y otras veintidós de cereales secundarios estuvieron apartados del mercado hasta hace poco, en manos de los agricultores. Pero, actualmente, los precios nacionales de trigo, maíz, sorgo, cebada y avena han superado los mínimos establecidos y los agricultores pueden dar salida a sus reservas libremente.
Necesidad de acudir a los remanentes
Aún existen muchas incertidumbres sobre las perspectivas de la producción y el comercio de cereales para la campaña actual (véase EL PAIS de ayer), pero la FAO asegura que será necesario echar mano de los remanentes por primera vez desde hace cinco años. Estos pronósticos concretan la necesidad de retirar de las reservas unos treinta millones de toneladas de trigo y cereales secundarios, sobre todo en los países exportadores. En el caso del arroz, aun no es posible prever el volumen de la cosecha principal de este año; pero las existencias excepcionalmente acumuladas en el sureste asiático jugarán, sin duda, una baza reguladora, en caso de que una climatología adversa malograra las presentes cosechas.Consideran los expertos que uno de los principales obstáculos para atender este año las demandas de los países importadores radica en las dificultades de transportes, ya detectadas durante la pasada campaña. Cerca del 60% de las existencias mundiales de cereales están concentradas en un número reducido de países exportadores (China y la URSS están excluidos), y más del 40% se encuentran en Canadá y Estados Unidos. A priori, este último país podría ser la única fuente importante de suministros adicionales para atender la demanda creciente de importaciones, pero ya el año pasado registró atascos en la manipulación y transporte de productos, a los que contribuyeron también algunos inconvenientes coyunturales (invierno muy frío, huelga de estibadores, de mineros, etcétera). Además, el transporte agrícola norteamericano funciona actualmente casi a sus límites de máxima rentabilidad, por lo que una demanda creciente de exportación podría generar importantes presiones internas.
Miedo al futuro
Los macroeconomistas califican de «abundantes» las existencias de cereales de 1979, pero la experiencia vivida en 1972 y años posteriores no la olvidan fácilmente. ¿Qué sucedería si a la mala cosecha prevista para 1979 le siguiera otra igual en 1980? Las existencias de cereales se redujeron un 27% en 1973, y un 8% en 1974, antes de que empezaran a recuperarse. En 1972, igual que ahora, las cosechas eran abundantes pero estaban concentradas en pocos países. Por eso, dos años más tarde, el Compromiso Internacional sobre Seguridad Alimentaria Mundial reconocía la necesidad de un sistema internacional de reservas nacionales. Este acuerdo fue suscrito posteriormente por la CEE y otros 75 países más. Y en marzo del presente año, el director general de la FAO propuso un Plan de Acción en Cinco Puntos para la Seguridad Alimentaria Mundial, cuyo objeto era poner en práctica inmediatamente, con carácter voluntario, las medidas del Compromiso Internacional.La Conferencia Mundial de la FAO, presidida este año por el ministro español de Agricultura, Jaime Lamo de Espinosa, se planteará a partir de hoy, en Roma, la necesidad de llevar a la práctica inmediatamente el Plan de Acción de Cinco Puntos y de reanudar cuanto antes las negociaciones internacionales sobre los cereales, en vista de las perspectivas.
Ayuda alimentaria
Aunque la ayuda alimentaria se recuperó nuevamente durante el año 1979-1980, ha continuado por debajo del objetivo mínimo de diez millones de toneladas acordado por la Conferencia Mundial de la Alimentación.Las contribuciones a la Reserva Alimentaria Internacional de Emergencia ascendían a finales del pasado mes de julio a 308.700 toneladas, frente al objetivo de 500.000 recomendado por la ONU. De estas contribuciones, el 30 de junio se habían utilizado 60.500, por lo que quedaban en reserva otras 248.000 toneladas. Los envíos de ayuda alimentaria en forma de leche desnatada en polvo y grasa de mantequilla deshidratada han seguido recuperándose, y se estima que en 1978 llegaron a 255.000 y 52.000 toneladas, respectivamente. La ayuda alimentaria en aceites vegetales se ha mantenido desde 1976 en unas 240.000 toneladas.
Y teniendo en cuenta que la FAO considera modesto el objetivo de ayuda alimentaria de diez millones de toneladas en cereales, parece clara la necesidad de aplicar prontamente los programas de planificación anticipada de la ayuda alimentaria, para evitar el peligro de que un aumento de los precios determine una merma del volumen de los envíos.
Disminuir las pérdidas de alimentos
El establecimiento de reservas alimentarias en los países en desarrollo está estrechamente relacionado con la prevención de las enormes pérdidas evitables. Se calcula que las pérdidas ocasionadas por las distintas plagas alcanzan, por término medio, al 20-40% de la producción total. Y las pérdidas de cereales posteriores a la cosecha también son importantes (las debidas a causas mecánicas afectan al 5% de la producción y por razones biológicas al 10%).La Asamblea General de las Naciones Unidas pidió, en su séptimo período extraordinario, que los países en desarrollo redujeran al 50% sus pérdidas posteriores a la cosecha, petición que la FAO posibilitó estableciendo un programa de acción para su prevención. Este programa había de financiarse por medio de una cuenta especial, creada mediante contribuciones voluntarias y con un objetivo financiero de veinticinco millones de dólares.
A finales del pasado mes de mayo, la FAO había recibido 74 peticiones de proyectos, para los que tendría que aportar 17.000 millones de dólares. Y en esa fecha se habían aprobado 34 proyectos (7,3 millones de dólares) con cargo a la cuenta especial y otros siete proyectos (2,5 millones de dólares) con cargo a fondos fiduciarios. De esos 41 proyectos aprobados, diecisiete corresponden a Africa; 12, al Lejano Oriente; 6, a América Latina, y otros tantos, al Oriente Próximo.
Inicialmente, el programa se ocupa, sobre todo, de los cereales y otros cultivos alimentarios básicos, aunque espera incluir pronto los productos pecuarios y algunos alimentos perecederos. Se concede prioridad a los países menos desarrollados y, dentro de ellos, a las actividades encaminadas a favorecer a las masas rurales. Pero la FAO asegura que para mantener el impulso actual del programa será necesario mantener también sus fondos, por un total de diez millones de dólares al año, como mínimo.
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