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"La presencia", nueva novela de Mercedes Salisachs

«La presencia es una obra maestra escrita para disfrute y placer de otros escritores más que para el público en general; una novela deliberadamente seca que se debe leer entre líneas, llena de ambigüedades y de un subterráneo lirismo», dijo Juan Antonio Vallejo-Nájera al presentar en Madrid la última novela de la catalana Mercedes Salisachs.«Para comprender la génesis de La presencia es necesario conocer el precedente del éxito de La gangrena, pero, al mismo tiempo, este libro es la demostración de que la patología del triunfo -un tema fascinante para mí- no ha afectado a Mercedes Salisachs», añadió.

El señor Vallejo-Nájera habló del argumento de la novela, que reúne los elementos más típicos del decimonónico folletón por entregas: la singular relación entre dos hermanas mellizas, dramas pasionales, conflictos generacionales y hasta un crimen. «Sin embargo», puntualizó, «la escritora no se beneficia de ellos. Los describe en tono menor, en sordina, y se impone una difícil técnica retrospectiva cuyo resultado recuerda un concierto de Vivaldi compuesto para un violín principal y otro que suena en la lejanía como un eco. Mantener esta argucia melódica a lo largo de trescientas páginas es una auténtica acrobacia literaria y además un ejercicio sin red, pues Mercedes, en un alarde de refinada pobreza, que dirían los japoneses, renuncia a las palabras intrínsecamente bellas y utiliza un lenguaje coloquial, no vulgar, con algunas notas disonantes -la palabra coña, por ejemplo, en medio de una conversación-, cuyo efecto es similar al de esa pincelada aparentemente gratuita que aparece en algunas obras pictóricas.

Volvió el profesor Vallejo-Nájera a recurrir a la analogía musical para elogiar «el sabio manejo de ritmos» que se aprecia en La presencia, y aludió a la falta de atención que dedican los medios de comunicación a una escritora de la categoría de Mercedes Salisachs, que cuenta con dieciséis novelas publicadas, algunas de ellas traducidas a varios idiomas. «Un amigo, con quien comentaba este fenómeno, me dio la explicación», dijo. «Lo que le pasa a Mercedes es que no es fea ni de extrema izquierda.»

Con respecto a esta cuestión, la autora de La gangrena declaró en su breve intervención final que nunca se había considerado guapa, aunque eso no hubiera sido un obstáculo en su carrera profesional, y, en cuanto a su postura política, aclaró: «He adoptado el partido de Josué, Samuel y el papa Juan Pablo II, que, sin estar legalizado ni reconocido, predica la paz y el bienestar de todos los hombres, tiene fe en la democracia, confía en Dios y en la humanidad y no abusa de la palabra exigimos, que la extrema izquierda tiene siempre en los labios.»

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