La jerarquía alemana sanciona a dos teólogos liberales
Tres eminentes teólogos del Concilio Vaticano II han coincidido en enjuiciar críticamente el primer año de pontificado del papa Juan Pablo II. A su vez, la jerarquía católica alemana ha decidido medidas de sanción contra dos de ellos.A raíz de la publicación de un artículo del profesor Hans Küng, de la Universidad de Tubinga, artículo que también publicó EL PAIS el 21 de octubre, entre otros diarios europeos, la diócesis de Ratisbona ha prohibido al teólogo dictar un curso ya programado de actualización teológica. El obispado ha amenazado a los organizadores con privarles del presupuesto diocesano -120.000 marcos anuales- en el caso de que no obedecieran esta orden.
Otro teólogo conciliar, el profesor Johann Baptist Metz, catedrático de Münster, había sido ya excluido hace algunas semanas de la lista de aspirantes a una cátedra en la Universidad muniquesa, previa intervención de la jerarquía bávara. Metz ha dicho en un curso de teología organizado por la Iglesia Evangélica en Tutzig, núcleo hoy de la reforma protestante alemana, que «el papa Juan Pablo II fue elegido por muchos cardenales con el propósito expreso de que el papado no pasase a un representante del Tercer Mundo».
Para el teólogo, el impulso renovador que necesita la Iglesia sólo puede llegar, en las actuales circunstancias, de las comunidades de base de América Latina y de algunos núcleos progresivos del Este. Metz ha anticipado que la religión como profesión ha dejado de ser posible en la sociedad.
Simultáneamente a las críticas antivaticanistas de ambos teólogos se han producido también las del holandés Edward Schillebeeckx, para el que «las tendencias liberalizadoras del Concilio Vaticano II han dejado de existir», debido a una «reactivación de los procesos inquisitoriales de la congregación de la fe vaticana». Según un comentario del diario liberal muniqués Sueddeutsche Zeitung, la actitud de la Iglesia alemana respecto de los teólogos más notables de la línea conciliar recuerda a la iniciativa de la obra asistencial episcopal Misereor, que, no hace mucho, logró que todas las diócesis alemanas cerrasen sus puertas a uno de los más valiosos compositores de música sacra, Peter Janssens, por haber compuesto un Ave María en ritmo pop.
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