EEUU sospecha que Suráfrica realizó una prueba nuclear el 22 de septiembre
El Gobierno norteamericano tiene indicios suficientes para pensar que una pequeña explosión nuclear se registró hace un mes, en un área situada entre los océanos Indico y Atlántico, y está investigando la posibilidad de que se trate de una prueba atómica hecha por Suráfrica. Un satélite de reconocimiento del tipo Vela detectó el pasado 22 de septiembre lo que los expertos creen que fue una explosión de algún tipo, aunque no se descarta que pudiera tratarse de un extraño fenómeno natural. El área en la que se registró la explosión fue indicada de forma vaga por el Departamento de Estado, que se refirió a una zona del océano Indico y del sur del Atlántico, con porciones del sur de Africa y del continente antártico.
Después de que la cadena de televisión ABC revelara las discretas consultas e investigaciones efectuadas por Estados Unidos en las últimas semanas para averiguar la causa de la explosión, el Departamento de Estado se vio en la obligación de hacer público un comunicado que, en términos muy cautelosos, confirma las investigaciones, aunque en ningún momento se refiere a Africa del Sur.«El Gobierno de Estados Unidos», dice el comunicado, «tiene indicaciones que sugieren la posibilidad de que una pequeña explosión nuclear tuvo lugar el 22 de septiembre.» Tras referirse de forma vaga al área geográfica, el comunicado reconoce que «hasta ahora no se han recibido pruebas que confirmen este acontecimiento, y continuaremos investigando si tuvo lugar».
Mientras el Gobierno de Pretoria negaba rotundamente que la explosión detectada por el satélite espía norteamericano se deba a una prueba atómica surafricana, fuentes de la Administración Carter indicaban que Suráfrica es el primer sospechoso, o más exactamente, el único sospechoso. Discretas consultas con otras potencias nucleares se hicieron en las pasadas semanas, y todas negaron el haber realizado cualquier tipo de prueba nuclear en el área.
Descubrimiento soviético
Las sospechas que recaen en Suráfrica se refuerzan por el hecho de que hace dos años un satélite soviético detectó los trabajos de construcción de un polígono de pruebas atómicas en el desierto de Kalahari. La presión de los miembros del «club atómico» fue entonces tal que el Gobierno surafricano emitió una declaración en la que aseguraba no estar interesado en las armas nucleares.
Suráfrica tiene, desde hace varios años, capacidad técnica para enriquecer el uranio, casi imprescindible para la construcción de un prototipo de bomba atómica. La explosión detectada por los norteamericanos fue aproximadamente la cuarta parte de potente que la que destruyó Hiroshima en 1945, y equivalente a tres kilotones, o 3.000 toneladas de TNT.
Un portavoz del Departamento de Estado, Hodding Carter, eludió ayer las numerosas preguntas sobre el tema, y se limitó a decir que Washington está en contacto con una serie de países, que no identificó, para conseguir averiguar qué ocurrió exactamente el 22 de septiembre en esa zona del sur del globo. El portavoz recordó que desde hace cuatro años, Estados Unidos ha suspendido la exportación de material nuclear a Africa del Sur.
De confirmarse que Suráfrica ha efectuado su primera prueba nuclear, es previsible un recrudecimiento de la tensión entre el régimen de Pretoria y los, países vecinos. Africa del Sur se convertiría, así, en la séptima nación con capacidad de construir armamento nuclear, después de Estados Unidos, Unión Soviética, Reino Unido, Francia, China e India. Informaciones nunca confirmadas apuntan a Israel como otro país poseedor de la bomba atómica, mientras que otros, como Pakistán y Brasil, aparecen en el umbral del «club atómico» que Estados Unidos y la Unión Soviética, principalmente, tratan de mantener con las puertas cerradas.
En agosto de 1977, y a raíz del descubrimiento del polígono de pruebas en el desierto de Kalahari, la Administración Carter amenazó con romper sus relaciones con Pretoria. Las garantías dadas entonces por el primer ministro John Vorster se consideraron suficientes para evitar la ruptura.
Sin embargo, altos funcionarios surafricanos y el propio Vorster desmintieron tiempo después que hubieran dado algún tipo de garantías, si bien insistieron en que el programa atómico de Africa del Sur tiene carácter civil y pacifico.
Además de las mediaciones de radiactividad en las capas altas de la atmósfera que realizan ya los satélites norteamericanos, el Gobierno Carter está consultando con los servicios de inteligencia de otros países, presumiblemente la Unión Soviética, Francia y el Reino Unido, para ver si éstos tienen datos que completen los indicios que obran en poder de Washington.
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