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Refréndum del estatuto catalán

El mal tiempo, protagonista de la jornada en Cataluña

El tiempo -el mal tiempo, la lluvia- fue el protagonista principal de la jornada electoral de ayer en Cataluña. A ello hay que agregar unas claras deficiencias en la organización del aparato electoral y una ausencia de interventores de los partidos en las mesas.

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Sobre las diez y media de la mañana empezó a llover en Barcelona ciudad y en gran parte de Cataluña. El mal tiempo persistió a lo largo del día en todo el Principado. La lluvia era particularmente fuerte a primeras horas de la tarde.La primera incoherencia o muestra de incapacidad tuvo efecto a las ocho de la mañana. Resulta que, aunque parezca increíble, la Generalitat había anunciado en toda la prensa diaria catalana -mediante grandes espacios de publicidad pagada- que se podía votar desde las ocho de la mañana a las ocho de la noche. Esta información era también facilitada, en casos mediante grandes titulares de portada, por los diarios matutinos e incluso los vespertinos de Barcelona de ayer, en base a la información oficial de la Generalitat.

Pero resultó que, según obliga la ley, los colegios no abrieron hasta las nueve. Así, quienes acudieron a votar a las ocho de la mañana se encontraron con los colegios cerrados. Algunos de estos aspirantes a votante se sintieron ofendidos por la informalidad y expresaron su deseo de irse sin votar

De hecho, la misma organización de la votación era ya una prueba sobre la solidez o no de la voluntad y capacidad autonómicas. La prueba resultó negativa. Como antes también había sido negativa la prueba de la campaña informativa. En efecto, formalmente, la organización del proceso electoral había sido mejor cuando estaba en manos del Gobierno central, a través del gobernador civil.

En los anteriores procesos el Gobierno Civil daba poca información, pero buena. Es decir, la información esencial: la relativa a los porcentajes de votantes. Ahora, en cambio, el embrión de servicio de estadística de la Generalitat se limitó a decir que tenía datos, pero que no podía facilitarlos.

Fuentes del PSUC informaron que los comunistas catalanes habían ofrecido a la Generalitat una muestra electoral que tiene elaborada este partido desde hace meses y que en anteriores consultas electorales ha demostrado ser excelente, por cuanto que, conociendo los datos de dicha muestra, siempre se ha obtenido, con muchas horas de avance, los resultados finales, con casi absoluta exactitud. Pero, según las fuentes, la Generalitat no correspondió al ofrecimiento, pese a que carecía de una muestra de este carácter.

Las informaciones de la Generalitat se centraron en el hecho de que su presidente había votado por sí mismo y también en nombre de su hijo, residente en Suiza. El voto propio lo emitió en Barcelona y el voto de su hijo lo emitió en el pueblo donde el presidente nació y en el cual, paradójicamente, nunca ha residido su hijo.

La ausencia de interventores en las mesas era prácticamente total. No solamente estaban ausentes los partidarios de la abstención o la extrema derecha partidaria del no, sino que tampoco aparecía, en la mayoría de mesas visitadas, ningún interventor representando a los partidos parlamentarios.

Ello es tanto más delicado por cuanto que, como casi nadie ignora, hubo pucherazo en el referéndum estatutario del 2 de agosto de 1931. Curiosamente, aquel pucherazo no aparece reflejado en los testimonios históricos, pero si en el excelente libro del hoy diputado socialista Julio Busquets Introducción a la sociología de las nacionalidades.

Ningún indicio permite apuntar irregularidad alguna en e proceso electoral de ayer. Pero la ausencia de interventores de posturas políticas contrapuestas es una garantía que, en este caso, se omitió en la generalidad de los casos. Es evidente que, de existir alguna irregularidad, ésta, siempre en el plano teórico, hubiese sido en favor del sí y en contra de la abstención.

A nivel anecdótico, es de indicar que en por lo menos dos mesas electorales barcelonesas hubo presidentes que se ausentaron debido a que manifestaron la necesidad de comer otra cosa que no fuese el muy deficiente manjar que les facilitaba la empresa de comida preparada que había sido contratada por la Generalitat.

La mala información y las contradicciones de fondo de la Generalitat que caracterizaron la campaña, la mala organización de la que es prueba el fallo en la lora de apertura de los colegios, la deficiente información a lo largo de la jornada y la ausencia de interventores directos en las mesas, así como, de forma muy especial, la lluvia, no pueden cambiar el claro signo afirmativo -desde el primer momento- del resultado. Pero sí que afectan al interés Inmediato de la consulta: conocer el grado de cohesión política y social de la sociedad catalana.

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