_
_
_
_

Padrós: "El cine marginal no tiene salidas"

«Después de diez años haciendo cine, ya me estoy cansando de esto. Da la impresión de que ha sido una pasión inútil, algo que no ha valido para nada. Te dicen que muy bien, que eres un cachondo, un tío divertido, pero nadie te ayuda.» Antoni Padrós es uno de los máximos representantes del cine marginal español. Le han llamado de todo -terrorista, nihilista, sexómano, iconoclasta, paranoico, sádico-, pero él se lo ha tomado con humor. Igual que su doble vida: empleado de banca por las mañanas y cineasta, poeta y pintor por la tarde.Antonio Padrós, pese a sus éxitos en el extranjero, es poco conocido en nuestro país. «Claro, a pesar de mi libertad de expresión, estoy marginado. Me hace mucha gracia a mí esto de la marginación. Debe desecharse como algo que uno escoge. No te marginas, te marginan.» Esta marginación, «este hacer el idiota», como él dice, ha llegado a cansar a Padrós. Y se ha dado cuenta de que el cine marginal tiene pocas salidas, por no decir ninguna, en nuestro país.

«Tal y como está planteado no hay alternativa. Nos devorará el cine comercial, el de las grandes multinacionales, los supermanes y las guerras de las galaxias. Yo creo, sin embargo, que puede subsistir como cine de autor, al margen de la industria cinematográfica. Hasta ahora ha sido un cine de insuficiencia, que ya no tiene razón de existir. La única salida, repito, es el cine de autor; si no, al museo, y adiós muy buenas.»

En el homenaje a Padrós, la Seminci ha proyectado casi todas las obras del director de Tarrasa. En las de su primera etapa (Pim, pam pum, revolución; Ice Cream; Swedenborg: ¿Qué hay para cenar, querida?), Padrós reconoce que hay una presencia obsesiva de la muerte. «Estoy acostumbrado a la muerte. De pequeño me llevaba mi abuelo al cementerio a comer pan y chocolate. Me enseñaba su futura tumba y me decía: "Mira: ese será mi pisito dentro de unos años." Aprendí entonces a ver la muerte como algo normal y a desmitificarla. También hay en mis primeras películas un cierto sustrato religioso. La religión es otra de mis obsesiones, aunque teñida de una filosofía volteriana, escéptica. También reconozco que puedo ser iconoclasta -mis películas lo son- y anarquista. Creo que el anarquismo, no el de las bombas, es esencial para vivir, para romper moldes.»

A partir de Lock-out (1973-1974), la obra de Padrós da un giro considerable. Nueva estética, «motivada por las limitaciones y siempre al servicio de una idea», y un grito contra la marginación.

Con Shirley Temple story, una película de cuatro horas en la que Padrós destruye y pulveriza mitos y arquetipos, le llegó la consagración, al menos en el extranjero. En 1978, en Bruselas, le concedieron el Premio L'Aje d'Or (galardón que se concede arfilme que suponga un revulsivo parecido al de L'Age d'Or en su tiempo), tras superar a directores como Rhomer, Peter Handke, Chávarri, Bigas Luna y Schoroeter. El Ministerio de Cultura ni siquiera le concedió una subvención para doblar el filme.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_