La URSS empieza a preocuparse por los riesgos de la energía nuclear
Los soviéticos comienzan a interrogarse, a nivel oficial y público, sobre los problemas que plantea el desarrollo de la energía nuclear. En la revista Komunist, del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), un académico, el doctor Dollejal, y el doctor en Ciencias Económicas, Koziakin, han enumerado las dificultades, fundamentalmente ecológicas, con las que se enfrenta el desarrollo de este tipo de energía.
Los dos científicos no cuestionan la necesidad de las centrales nucleares, que, según escriben, son imprescindibles para construir las bases de un «socialismo avanzado». Pero sí plantean ciertos interrogantes sobre el tema nuclear que están próximos a los que se discuten en Occidente.En primer lugar, señalan que las centrales deben situarse lo más lejos posible de las zonas de mayor densidad de población. Precisamente las centrales soviéticas -en funcionamiento o que serán construidas- se encuentran en la zona europea de la URSS, la de mayor densidad de población, lo cual obliga además a largos desplazamientos y costosos transportes de combustibles nucleares, con el consiguiente aumento del riesgo de accidente.
Los autores del artículo afirman que «la probabilidad de accidentes es insignificante; pero por mínima que sea esa posibilidad, es un riesgo que no se puede correr».
El segundo problema que plantean se refiere a las consecuencias ecológicas de la construcción de centrales nucleares. Hasta ahora, la política energética de la URSS ha estado guiada por el principio de que es necesario acercar las fuentes de energía a los centros de consumo
«Se creía», escriben Dollejal y Koziakin, «que la capacidad de absorción ecológica de cada lugar era ilimitada. Con el desarrollo de la energía nuclear ya no se puede mantener este tipo de razonamientos.»
Los autores de este trabajo concluyen que es necesario buscar nuevas vías para lograr la síntesis entre las preocupaciones económicas y las ecológicas, que pueden entrar en contradicción. Proponen la que, en su opinión, es la medida más radical y racional: «Concentrar la construcción de nuevas centrales en una zona, alejada de las poblaciones.»
Aunque no establecen un vínculo entre los problemas económicos y ecológicos, por un lado, y la desaceleración del programa nuclear soviético, por otro, señalan que tanto en la URSS como en el resto del mundo los pronósticos sobre la energía nuclear han pasado a ser «más modestos».
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