Las propuestas de Fraga
«El diputado Manuel Fraga ha dado un paso más en su escalada dialéctica y en el Pleno de las Cortes ha propuesto el estado de excepción, de alarma o de sitio en el País Vasco. Esta fórmula, que ya puso en práctica siendo ministro del general Franco, en 1969, debería pasar, por supuesto, por encima de la convocatoria del referéndum a celebrar el 25 de este mes y, en definitiva, supone entrar en el túnel del tiempo de las decisiones y desaprovechar la oportunidad de una solución pacífica, inteligente y duradera para el "cáncer" del Norte. ( ... )Habría que preguntar al señor Fraga si cree en la democracia tanto como dice, para permitir la conquista de la libertad por el pueblo vasco por un procedimiento de normalidad. O si sus peticiones de intervencionismo militar no son el último argumento para oponerse a un desarrollo político en el que no cree. (...)
Si hoy se hiciera caso a las propuestas de Manuel Fraga, más de un terrorista lo celebraría esta noche con champán francés. Qué más quieren los pistoleros que el señor Fraga siga haciéndoles el juego, que siga provocando debates en el Parlamento, que siga anunciando cataclismos en las páginas de los periódicos, que multiplique sus invitaciones al Ejército para que actúe de una vez.
Mal servicio hace a la democracia, a esta democracia española que no ha tenido tiempo aún de consolidarse y que no puede aguantar todavía tantas autocríticas como se pretenden. Mal servicio, sobre todo, porque demuestra una cabal desconfianza en el sistema democrático, al que combatió durante sus largos años de servidor franquista. Y esta sociedad española, que se está entrenando en la libertad, no se merece el sacrificio de tener que digerir cada dos por tres las intolerancias del señor Fraga.
Hay que preguntarle, por lo demás, al político ex franquista qué ha querido decir con una curiosa propuesta de actuación: lo que España debe hacer -dice en declaraciones a Cambio 16- es "lo que hizo Francia en el 58, y no otra cosa. Ahora, un 58, hoy, a España le está haciendo ya mucha falta". ¿Quiere decir el sorprendente político que lo que se precisa en España es una reforma de la Constitución? ¿Hay que empezar, como hizo De Gaulle, por un cambio de instituciones a estas alturas, recién alumbrada la democracia? ¿O lo que quiere decir es que lo que hace falta en España es una república presidencialista, término aireado últimamente -¿casualidad?- por un compañero de escaño en las Cortes orgánicas llamado Blas Piñar? ( ... )»
, 13 de octubre
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