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Los aquitanos, reticentes ante el plan económico de Giscard

, El presidente francés, Valéry Giscard d'Estaing, vivió ayer, en Pau, el momento más difícil de su viaje por tierras de Aquitania. El alcalde y diputado de la localidad, André Labarrere, socialista, así como los sindicatos y partidos de izquierdas, no escucharon su llamamiento a la reconciliación nacional. Desde anteayer, el presidente ha intentado desvanecer los temores que suscita en esta región la ampliación de la CEE y, especialmente, la futura entrada de España.Hoy, en Burdeos, el señor Giscard d'Estaing terminará este primer viaje a una de las tres regiones del gran suroeste francés, Aquitania; las otras dos, Languedoc-Rosellón y pirineos del Sur, las visitará también con el mismo fin oficial: vigilar de cerca la elaboración del plan decenal que debiera rearmar económicamente al suroeste, espacio geográfico francés desequilibrado por el boom que, durante los años del crecimiento salvaje, aprovechó a otras regiones y que ahora, por añadidura, adivina en el horizonte la adhesión española como un «presagio» competitivo temible.

Ayer, el alcalde de Pau, con un discurso lleno de reproches a la política del Gobierno, y los sindicatos y partidos de izquierdas, con sus gritos y eslóganes (en este departamento el 54% de los electores votaron al candidato de izquierdas Francois Mitterrand en 1974), manifestaron sin contemplaciones su escepticismo ante el «plan decenal» de relanzamiento económico. En la alcaldía de Pau el presidente fue recibido por grupos favorables que gritaron «¡Viva Giscard!» y «¡Euskadi con Giscard!», pero poco después llegaron los manifestantes de izquierdas, mucho más numerosos, para saludarle con La Internacional y con gritos hostiles.

En un clima de alta tensión, el alcalde, cortés, pero duro, a lo largo del discurso de acogida, le replicó al señor Giscard el haber rechazado la celebración de «reuniones serias de trabajo», y condenó la política gubernamental, «que no ha recibido, ni recibirá el aval de una Aquitania confrontada a las peores dificultades». Continuó acusándole de ignorar la «identidad regional» y de practicar «una concepción estrecha de la institución regional». Irritado, el presidente francés le respondió de entrada con un discurso elaborado de anternano, pero terminó improvisando para afirmar solemnemente que «la política económica del Gobierno es la única que ha triunfado en Europa».

A lo largo de sus alocuciones, el presidente francés ha reiterado las garantías que les ofrece el Gobierno de París a los agricultores que se sienten amenazados por la entrada de España en el Mercado Común: mejora del reglamento de frutas y legumbres, reforzamiento de las producciones francesas mediante la mejor organización de los mercados y un período de transición de unos diez años antes de que España sea miembro de la CEE.

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