Se constituye en Barcelona la Federación Española de Sexología

Paralelamente a la celebración de las Cuartas Jornadas Mediterráneas de Sexología, quedó constituida en Barcelona la Federación Española de Sexología, que integra las diversas entidades preexistentes a nivel de nacionalidades y regiones, así como la Sociedad Española de Ciencias Sexológicas.

Esta nueva federación fue reconocida, desde su constitución, por la World Association for Sexology, que hasta ahora sólo reconocía a la Societat Catalana de Sexologia, decana de las existentes en España, y ahora integrada en la federación. Pese a esta integración, la asociación catalana mantendrá una representación plena e independiente a nivel internacional.La creación de la federación supone la superación de un debate que podría ser calificado de típico, por poseer numerosos antecedentes en otros órdenes. Se trata del problema de la existencia de sociedades científicas o culturales de ámbito catalán, reconocidas internacionalmente, y de su relación con nuevas sociedades de ámbito general español. Un precedente claro de este debate fue la polémica entre el Pen Club catalán, existente desde los años treinta, y el Pen Español, creado en los últimos años.

Como casi siempre ha sucedido, la solución ha sido salomónica, consistente en respetar la preexistencia y el reconocimiento internacional de la sociedad sexológica catalana mientras se buscaban fórmulas de entendimiento para que también pudiese haber una presencia catalana en el ámbito general español. En este sentido, hay que destacar que los catalanes han sido los primeros impulsores y valedores de la federación ahora constituida y reconocida.

Los promotores catalanes de la federación y, al mismo tiempo, dirigentes de la Societat Catalana de Sexología, manifestaron que actualmente en España, en el campo de la sexología, «predomina el amateurismo altamente ideologizado, faltando, en general, cosas tan básicas como una formación rigurosa y una forma de proceder científica, basada en la experimentación médica». Por ello, agregaron, «se da un grado bajísimo de información y un alto grado de adoctrinamiento».