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La seguridad contra atentados en los aeropuertos españoles es "mejorable"

«Las medidas de seguridad contra atentados en los aeropuertos españoles son mejorables.» Y no hay forma de sacar una declaración más concreta a los portavoces del Simposio de Seguridad Aeroportuaria y de las reuniones de los dos grupos de trabajo sobre seguridad de la Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Líneas Aéreas (IFALPA), recientemente celebrados en Madrid, con asistencia de los representantes de las asociaciones de pilotos extranjeras y del Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas.

DE LAS HERASUna declaración más ceñida a calificativos como mala, regular, buena, óptima, se considera «dar demasiadas pistas a potenciales terroristas».Sin embargo, oficiosamente, la opinión más generalizada en medios aeroportuarios es que en España, en cualquier aeropuerto, en cualquier momento, se podría hallar una presa fácil.

Los pilotos españoles pretenden que la Administración y, en concreto, la Subsecretaría de Aviación Civil y las comisiones de seguridad general, los admitan como parte que puede aportar muchas ideas y datos a la hora de planificar. Y, según dijeron los citados portavoces, sus ofertas en este sentido, hasta ahora, han sido recibidas con oídos sordos.

Los pilotos españoles Lorenzo Santandréu, Alvaro Fernández Corugedo y Vicente Roa, así como el señor Thomas M. Ashwood, norteamericano, presidente del grupo de estudio de seguridad de la IFALPA, informaron ayer a un reducido grupo de periodistas sobre algunos puntos de esta problemática. La rueda de prensa tuvo lugar en la sede de la agencia, Efe y su director, Luis María Ansón, presidió la mesa y apuntó que «el tema de la seguridad aeroportuaria es algo que concierne a todos».

En el Simposio han estado representantes de la seguridad del Estado, Correos, Aduanas, Subsecretaría de Aviación Civil y Ejército del Aire, que «han escuchado atentamente», lo cual, junto al interés «que ha demostrado el Gobierno por incrementar las medidas de seguridad en los aeropuertos», parece haber infundido cierto grado de optimismo al Sindicato Español de Pilotos para una mejor comunicación con los estamentos gubernamentales.

El Simposio ha consistido en un intercambio de información sobre los avances más modernos en medidas de seguridad contra toda la gama de atentados, secuestros, sabotajes, etcétera. Estos datos, que se calificaron como secretos, arrojan el criterio de que resulta más eficaz un buen sistema técnico de seguridad que un despliegue de policías o medidas militares.

El objetivo -se dijo- es ir a la seguridad total desde que el pasajero se presenta con su billete en el aeropuerto.

A este respecto, en el de Barajas, se pudo matizar que «su infraestructura no es la más idónea para contrarrestar estos ataques, pero que la Administración va tomando conciencia y se avanza, aunque poco a poco».

El problema, a juicio oficioso de uno de los citados portavoces, es «la guerra entre el hormigón y el electrón». Se explica: «Todavía se actúa con ideas grandilocuentes y espectaculares. Les importa más gastarse el dinero en dotaciones que se vean mucho, aunque sirvan de poco, que en un pequeño aparatito, que indudablemente pasa inadvertido, pero que controlaría todo mucho más.»

En opinión del señor Ashwood, y en un intento de responder una pregunta sobre la relación de los aeropuertos españoles con los demás europeos, dijo que «realmente, en un día determinado, cualquier persona puede atravesar la barrera de seguridad de cualquier aeropuerto», y que, además, «el terrorismo es algo que evoluciona constantemente».

En cuanto a los medios técnicos más avanzados señaló que son de carácter preventivo: pasar al pasajero por un tamiz, comprobar el equipaje de a bordo y confirmar que cualquier área del aeropuerto está asegurada. «El cómo hacerlo es secreto, pero es muy barato. Existen incluso medios de defensa contra misiles. En Estados Unidos, por ejemplo, con 524 aeropuertos y 900.000 pasajeros diarios, sin contar el tráfico exterior, supone un coste de ochenta centavos de dólar por pasajero. Hay que darse cuenta de que es una ganga», precisó.

Por otra parte, el grupo de trabajo de seguridad trató de una actualización de la política de la Federación Internacional de Pilotos, que agrupa a unos 50.000 pilotos. Su trabajo también se sume en el secreto, pero se dio a conocer que las distintas asociaciones recomendarán a los Gobiernos de sus países que se adhieran a la declaración de los siete, en julio de 1978, firmada en Bonn, sobre la necesidad de no dar asilo político a secuestradores de aviones, entre otros puntos.

Otra de las conclusiones fue señalar con estrellas negras no sólo los aeropuertos inseguros por deficiencias de infraestructura, sino a los inseguros cara a la violencia exterior.

Finalmente se habló de la posibilidad de defender las consignas de los aeropuertos, con el fin de evitar que en ellas se deje un explosivo.

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