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Magistrado italiano asesinado en Palermo por la Mafia

Juan Arias

El magistrado Cesare Terranova, de 59 años, diputado durante dos legislaturas en las listas del Partido Comunista, fue asesinado ayer, en pleno centro de Palermo. Murió también su guardia personal, el carabinero Lenin Mancuso. La noche anterior, en el barrio Appio Latino, de Roma, en un encuentro con la policía, fue gravemente herido Prospero Gallinari, uno de los dirigentes de las Brigadas Rojas. Operado inmediatamente del cerebro, sus condiciones son desesperadas. En manos de la policía cayó su compañera, la brigadista Mara Nanni. Otros dos terroristas lograron huir de los cien policías que habían acordonado el barrio.

El presidente de la República, Sandro Pertini, mientras felicitaba a las fuerzas del orden por la brillante operación, deploró duramente el trágico asesinato del famoso magistrado Terranova, cuya muerte ha consternado a la capital de Sicilia donde en este año ha crecido a ritmo acelerado la criminalidad mafiosa.

El magistrado de Palermo, que trabajaba desde hace treinta años en el campo judicial, había tomado parte en la comisión del Parlamento sobre la Mafia y había sido protagonista en procesos famosos, se dio cuenta al salir en su automóvil, a dos pasos de su casa, de que cuatro hombres, a rostro descubierto, le amenazaban con las pistolas. Intentó salvarse con una brusca marcha atrás, que destrozó a un Fiat 500. Pero todo fue inútil: él y su guardia fueron acribillados y muertos en el acto.

El atentado fue reivindicado a un diario de Roma por un grupo fascista, pero la policía no ha dado ningún crédito a esta llamada. Se piensa más bien en una venganza de tipo mafioso, por el trabajo realizado por el magistrado en la comisión parlamentaria sobre el escabroso tema de la Mafia.

Terranova es el noveno magistrado asesinado en Italia en los últimos años y el quinto personaje político asesinado en Palermo en lo que va de 1979.

Golpe al terrorismo

El ministro del Interior, Rognoni, ha afirmado que la captura de Gallinari constituye un duro golpe al terrorismo italiano. En realidad, este joven de veintiocho años, más que un teórico de la organización, era un duro ejecutor. La policía se lo ha encontrado docenas de veces en los más importantes atentados, pero siempre lograba desaparecer. Condenado a diez años de cárcel en un proceso de las Brigadas Rojas -en el cual él mismo se levantó a leer un documento en el que la organización reivindicaba el atentado al magistrado genovés Coco-, logró escaparse de la cárcel en 1976. Fue el primer brigadista acusado de haber participado en el secuestro de Aldo Moro y del asesinato de su escolta. Su compañera, Mara Nanni, que había sido procesada y absuelta, se ha declarado «prisionera política» y se ha negado a hablar.

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