El mecanismo diabólico
«Las noticias del País Vasco han vuelto a oscurecer el panorama de la vida nacional. Se sabía, y en esta columna se dijo oportunamente, que las fuerzas extremistas vascas no se iban a quedar con los brazos cruzados ante, la para ellos amenazadora existencia de un Estatuto que podría dejarles huérfanos de argumentos, ya que no de razones. (...)El pretexto ha sido esta vez, primero, la protesta contra las medidas francesas, referidas a los mal llamados refugiados -en un país democrático no se producen refugiados-, y, después, la protesta encadenada por la muerte de un joven en una manifestación, y, luego, las huelgas, las algaradas, los disturbios, los destrozos, para provocar acaso la desgracia de otra nueva víctima y repetir la diabólica serie. Los más elementales tratados de técnica subversiva tienen desde hace años trazado el cuadro con rigor matemático. Y con rigor matemático se ejecuta. En el conjunto están previstos también los resultados inmediatos de las declaraciones de personas representativas -alcaldes, por ejemplo- y el desconcierto emocional de la poblaqÍón ante lo único que se recuerda tras una algarada: la muerte de un ser humano. Importa poco que hayan sido muchos los seres humanos alevosamente inmolados antes.
En ese clima se acerca la fecha del referéndum estatutario, por cuyo fracaso se hará todo lo imaginable y lo inimaginable. Esa es una realidad que todos los españoles hemos de asumir con una sola condición: cuál ha de ser la conducta colectiva para que los daños sean mínimos. Tal conducta está clara en cualquier país que no se haya condenado a la irresponsabilidad: el respeto a las leyes y a las instituciones. Antes podían esgrimirse coartadas apoyadas en la presunta ilegitimidad de aquéllas; ahora ya no. Y es lo único que tenemos.»
, 5 de septiembre
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Movilizaciones civiles
- Manifestaciones
- Cargas policiales
- Esclavitud
- Tráfico personajes
- Opinión
- Tráfico personas
- Protestas sociales
- Estatutos Autonomía
- Comunidades autónomas
- Orden público
- Acción policial
- Refugiados ETA
- Administración autonómica
- Política autonómica
- Malestar social
- Sentencias
- Policía
- Seguridad ciudadana
- ETA
- Sanciones
- Fuerzas seguridad
- País Vasco
- Juicios
- Delitos
- España
- Problemas sociales
- Grupos terroristas
- Proceso judicial
- Política
- Terrorismo
- Administración pública
- Sociedad
- Justicia