La embajada libia en Madrid, transformada en oficina popular
La conversión de la embajada de Libia-Al Yamahiría en Madrid en una oficina popular, regida por un comité de seis miembros con un secretario general, siguiendo las instrucciones dictadas por el coronel Gadafi en su discurso del 1 de septiembre, décimo aniversario de la revolución libia, constituye un precedente desconocido en la práctica diplomática española e internacional, según la Oficina de Información Diplomática.Tras la confluencia de centenares de personas de nacionalidad libia ante el edificio de la representación de Al Yarnahima en España, el pasado sábado, cesaron en sus funciones el embajador, Mahmud Gariani, y el encargado de negocios, Ismail Gehani, y se hizo cargo de la ahora oficina popular un comité elegido e integrado por jóvenes estudiantes, varones, cuyos nombres no han sido dados a conocer y que preparan una conferencia de prensa en la cual darán a conocer los detalles de la nueva representación.
La práctica diplomática establece inicialmente la titularidad unipersonal en la persona de un jefe de misión, cuyo Estado de origen habrá de solicitar el placet del Gobierno ante el cual va a acreditarse.
En el caso de la oficina popular de Al Yamahiria, el Ministerio español de Asuntos Exteriores se mantiene a la espera de la comunicación del relevo, que todavía no se ha producido, ni por nota verbal, al embajador español en Libia; ni por petición del encargado de negocios de Libia en España. Además, subrayaron fuentes solventes, tampoco existe precedente de representación colectiva, como en estos momentos se da en el caso de la oficina popular, y la Convención de Viena de Derecho Diplomático de 1961 no prevé el supuesto que ahora se aplica en Madrid, París, Roma, Atenas, La Valetta, Washington y Bonn.
Un miembro del comité que regenta la oficina popular manifestó ayer a EL PAÍS que, siguiendo las órdenes del líder de la revolución libia, coronel Gadafi, «este comité ha comenzado a practicar las relaciones entre el pueblo de Al Yamahiría y el pueblo español hermano, eludiendo el nepotismo reaccionario de los enemigos de la revolución que quedaban en algunas embajadas».
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