Reivindicaciones indias y terror ecológico
Frankenheimer es uno de los miembros menos interesantes de la primera generación de realizadores norteamericanos que a finales de los años cincuenta pasa del cine a la televisión. Aunque hace algunas películas que tienen un gran éxito, El tren (1965) y Grand Prix (1966), como les pasa a algunos de sus compañeros, se centra en los temas trascendentales, pero hechos de forma seudointelectual y nada convincente. Hay que esperar a Los temerarios del aire (1969) y Yo vigilo el camino (1970) para que trate asuntos menos ambiciosos y los desarrolle con fuerza y serenidad. No obstante este considerable avance, su carrera se tuerce, hace cosas como Sueños prohibidos (1973), donde se dan cita todos los horrores de su primera época, y además tiene varios fracasos económicos seguidos. Para sobrevivir cae en el terreno de los encargos y debe hacer segundas partes, French Connection II (1974), y catástrofes, Domingo negro (1976), que dirige de forma anodina. En este contexto, Profecía maldita, su película número veinte, marca un claro punto y aparte en su obra.Parece haber aprendido la larga y complicada lección, haberse dado cuenta de que la cuestión reside en el tratamiento y no en el tema. Profecía maldita es una obra de género, hecha con actores poco conocidos y escasos medios, donde temas fundamentales, como el ecológico y las reivindicaciones que los indios hacen de sus tierras, están al fondo, pero donde lo que realmente cuenta es la convicción, la fuerza y la minuciosidad con que se ha realizado. Tiene una estructura tradicional de relato de aventuras: el hombre, en este caso un médico especializado en problemas de medio ambiente, a quien le encargan una misión, la solución del pleito entre una tribu india y una compañía maderera por un bosque, y que la lleva a cabo con éxito, aunque tenga que superar los problemas que plantea el embarazo de su mujer. Y está salpicada de elementos terroríficos tradicionales, la existencia un monstruo, la persecución final que sufren los protagonistas a través de un lago brumoso, que rozan la ciencia-ficción, la minuciosa explicación sobre las propiedades mutantes del mercurio y el apocalíptico final. Pero gracias a su férrea construcción, a su completa falta de pretensiones, el resultado final posee una vida y una sinceridad que no tenían sus colaboraciones con William Inge -Su propio infierno (1962)-, sus parábolas sobre el maccarthismo -Mensajeros del miedo (1962)o sus adaptaciones de Bernard Malamud -El hombre de Kiev (1968)-, aunque sus propósitos sólo sean los de realizar una sencilla obra a medio camino entre las aventuras, el terror y la ciencia-ficción. Sería de desear que Frankenheimer continuara por esta línea y se apartase de las anteriores y peligrosas rutas por las cuales ha transitado.
Terror ecológico
Profecía maldita (Prophecy). Director: John Frankenheimer. Guión: Davic Seitzer. Intérpretes: Talia Shire, Robert Foxworth, Armand Assante, Richard Dysart, Victoria Racimo. Estados Unidos, 1978. Locales de estreno: El Españoleto, Alcalá Palace, Mola, Royal