Viaje sorpresa de la primera ministra británica, Margaret Thatcher, al Ulster
El Gobierno británico se reúne hoy para discutir la grave situación en Irlanda del Norte tras una inesperada visita de su primera ministra, Margaret Thatcher, al Ulster ayer, que cogió por sorpresa a todos los miembros de la Administración inglesa. La visita fue decidida personalmente por la señora Thatcher el martes por la noch después de una reunión de urgencia con los ministros del Interior, de Defensa y el lord del Sello Privado, a las pocas horas de los atentados terroristas en el norte y sur de Irlanda, el lunes, que costaron la vida a veintitrés personas, entre ellos el héroe nacional británico y primo de la reina, lord Mountbatten de Birmania.
La decisión de la señora Thatcher no hace sino confirmar su instinto político y su determinación de «coger los toros por los cuernos» en los momentos de crisis. No hay duda de que esta visita aumentará considerablemente su capital político.Su presencia en Belfast, capital de la provincia, ha sido acogida con entusiasmo y alivio por todos los sectores de la población, afiliaciones políticas aparte. Mrs. Thatcher se ha reunido con el Ayuntamiento de Belfast, ha visitado los hospitales civil y militar y se ha reunido con las tropas y los jefes de Seguridad del Ulster.
En todas partes ha sido ovacionada. Esta visita relámpago, que fue ocultada incluso a los miembros de su Gobierno, que sólo se enteraron de ella cuando la primera ministra llegó, contrasta con la aptitud adoptada por su colega irlandés, Jack Lynch, quien, a pesar de la gravedad de la situación, continúa sus vacaciones en el Algarve portugués, ante la irritación de amplios sectores de la población británica.
Ante la ausencia de Lynch, el Gobierno irlandés mantuvo ayer una reunión presidida por el viceprimer ministro, George Coley, dedicada exclusivamente a los atentados terroristas y a los problemas de seguridad que se le presentan a Irlanda ante visitas importantes previstas para antes de fin de año, como la del papa Juan Pablo Il y la de los jefes de Gobierno de la Comunidad Económica Europea (CEE).
Dificultades Londres-Dublín
El dirigente laborista católico de Irlanda del Norte, Guerry Fitt, declaraba con amargura en Belfast: «Me hubiera gustado que el señor Lynch mostrase su preocupación por el asesinato de lord Mountbatten con su presencia en su propio país. Me preocupa y desilusiona que no haya decidido interrumpir sus vacaciones en Portugal.»
Pero a pesar de estas reacciones emocionales, funcionarios británicos han puesto de manifiesto que Londres no tomará ninguna medida que pueda dañar las delicadas relaciones con Dublín, aunque esperan que Irlanda se decida ahora a endurecer su postura con relación al IRA.
El único servicio que los recientes atentados han prestado a Gran Bretaña puede ser un cambio de postura del lobby irlandés en Estados Unidos. Tanto el senador Edward Kennedy' como el speaker de la Cámara de Representantes,Tip O'Neill, miembros influyentes de ese lobby, se han pronunciado en términos de extraordinaria dureza contra los últimos actos del IRA. Asimismo, un portavoz del Departamento de Estado ha pedido a los norteamericanos que dejen de contribuir con dinero a la causa de los terroristas irlandeses.
Entre tanto, los extremistas protestantes que el martes amenazaron con tomarse la justicia por su mano,si el Gobierno no ponía fin a la ola de violencia, se cobraron ayer su primera víctima. Un católico de cuarenta años, conocido por sus simpatías hacia el IRA, John Hardy, era abatido a la puerta de su casa, a la vista de sus hijos, por los disparos de dos jóvenes.
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