Debate en Alemania sobre la técnica de almacenamiento de restos radiactivos
El desarrollo de la utilización de la energía atómica en la RFA va a entrar en un callejón sin salida en los próximos años, si no son tomadas en los próximos meses decisiones sobre las modalidades técnicas de almacenamiento de los restos radiactivos. Estas decisiones presuponen un consenso político en los dos partidos que forman la coalición gubernamental. Pero la falta de unanimidad, sobre todo en el interior del Partido Socialdemócrata, ha impedido hasta ahora que el Gobierno federal formule soluciones al problema creado por el abandono del plan de una planta central en Gorleben, Baja Sajonia, que debía transformar y almacenar los residuos radiactivos de la República Federal.Tanto la industria como el Gobierno parten en sus cálculos de la necesidad de una potencia instalada de origen nuclear en el año 2000 de unos 40.000 a 50.000 megawatios. Esto significa 1.500 toneladas de restos anuales, la capacidad que había sido prevista para la planta de Gorleben. Hasta entonces se habrán acumulado 17.000 toneladas, que sólo en parte podrán ser almacenadas en las mismas centrales nucleares, unas 5.000 toneladas, o transportadas a la planta francesa de La Hague, unas 2.000 toneladas. Los Gobiernos regionales están obligados por la ley a aceptar estos depósitos. Pero la misma ley impone al Gobierno Federal la previsión y puesta a punto de un almacenamiento definitivo. La capacidad de estos siete depósitos es limitada: unas 1.500 toneladas cada uno.
Las resoluciones del último congreso del Partido Socialdemócrata en Hamburgo y las decisiones de los tribunales en relación con planes de obra para nuevas centrales atómicas condicionan la autorización, concedida por los Gobiernos regionales, y el lanzamiento de la obra a la existencia de un almacenamiento seguro para los residuos. Hasta ahora, el Gobierno federal había presentado los planes en Gorleben como garantía suficiente de seguridad. Pero desde que el primer ministro bajosajón, el cristianodemócrata Albrecht, se ha opuesto a los planes federales, el nuevo concepto gubernamental juega con los siete depósitos regionales. Esto no puede ser más que un remiendo provisional.
Los socialdemócratas celebran su próximo congreso en octubre y los preparativos políticos que deben conducir a la cristalización de mayorías en favor de la energía atómica tienen lugar estos días.
La comisión para la energía de la dirección del SPD se va a reunir a finales de mes, para definir sus posiciones. Estas están reflejadas en un estudio realizado por el vicepresidente de la fracción parlamentaria del SPI), Ehmke. El tono del texto, que se alinea así con las posiciones del canciller Schmidt, es el del regreso a las resoluciones del congreso de Godesberg, del SPD, en 1959: sí sin condiciones a la energía atómica.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.