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Reportaje:

Una expedición británica circunvalará el mundo por los dos polos

Cuatro siglos y medio después de que Juan Sebastián Elcano completase la primera vuelta al mundo, una expedición británica, dirigida por un aristócrata inglés de 35 años, va a intentar emular la hazaña del marino de Guetaria siguiendo una ruta distinta: el eje de la tierra a través de los dos polos. Escribe Carlos Mendo.

Magallanes y Elcano siguieron la ruta de los paralelos. Sir Ranulph Twistleton-Wykeham-Fiennes y sus seis acompañantes, entre los que se encuentra su mujer, intentarán circunvalar el mundo en sentido longitudinal, siguiendo lo más cerca posible el meridiano de Greenwich, lo que implica el cruce de los dos casquetes polares.La expedición, bautizada con el nombre de Trans Globe Expedition, partirá de la localidad de Greenwich que da nombre al meridiano, a las once menos cuarto de la mañana del domingo 2 de septiembre, para regresar a la pequeña localidad situada a orillas del Támesis en 1982, es decir, tres años después.

El deseo de aventura, la investigación, la ciencia y los intereses comerciales han hecho posible la organización de este nuevo reto a la capacidad humana de conquistar nuevas metas.

Sir Ranulph Fiennes, jefe de la expedición, 35 años, hijo de militar y tercer barón de su dinastía, constituye el clásico ejemplo del aristócrata británico inconformista que ha hecho del peligro y de la aventura una forma de vida. Como Lawrence de Arabia, también se educó en Eton, y a los veintiún años se alistó en los paracaidistas franceses. Un año después se unía al regimiento donde su padre encontró la muerte en la segunda guerra mundial, el famoso Royal Scots Greys, para ser destinado al sultanato de Mascate, donde alcanzaría el grado de capitán.

Fiennes abandonó pronto la milicia para dedicarse a su verdadera vocación: la aventura. Hasta ahora ha organizado tres expediciones científicas: a las fuentes del Nilo, a los glaciares noruegos y a los remotos valles de la Columbia británica, en Canadá. Fruto de esas expediciones ha sido la publicación de cinco interesantes libros de viajes.

La idea de la organización de la Trans Globe Expedition le surgió cuando, según sus propias palabras, estaba aquejado de «un grave ataque de melancolía creativa», hace más de seis años. «Lo que necesito», le confesó a su mujer y colaboradora, Virginia, «es hacer algo que realmente merezca la pena.» Dicho y hecho.

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Los preparativos de la expedición han durado cinco años y ahora se encuentra en el lugar que Churchill describía como «el fin del principio».

Las dificultades fueron ingentes. Sólo el trabajo necesario de documentación ocupo al matrimonio durante los primeros dos años. Después hubo que conseguir los necesarios permisos oficiales. La burocracia no cooperaba. Después de todo, se les dijo, «ustedes son aficionados y si se pierden tendríamos que organizar una expedición para buscarles. Posteriormente hubo que buscar los fondos necesarios y, por último, proceder a la selección de los candidatos para formar la expedición.

Pero, where there is a will there is a way, o «querer es poder». Fiennes formó un selecto comité de personalidades para supervisar la organización de la expedición y consiguió que la presidencia de ese comité fuera aceptada por el príncipe de Gales. A continuación convenció a una serie de firmas comerciales para que le suministra sen la complicada intendencia necesaria para la aventura a cambio de celebrar exposiciones comerciales de sus productos a lo largo de la ruta. En estos momentos cerca de 350 compañías, entre las que se in cluye a multinacionales como Mobil, Ici, Dunlop y Bowrings, participan en el proyecto bajo el patrocinio de la Cámara de Comercio británica.

Adiestramiento en Escocia, Groenlandia y el Ártico

Los miembros de la Trans Glob fueron seleccionados entre 42 voluntarios. El adiestramiento del personal y las pruebas del equipo fueron particularmente duras y se llevaron a efecto a lo largo de los tres últimos años en el norte de Escocia, en Groenlandia y en el Circulo Polar Artico.Hasta su regreso, previsto en 1982, la expedición recorrerá por tierra y mar unas 52.000 millas (unos 83.000 kilómetros). Desde Greenwich viajarán en septiembre a París y Barcelona para celebrar sendas exposiciones comerciales. En la capital catalana (20 al 24 de septiembre) embarcarán en una nave veterana en expediciones polares, la Benjamin Bowring, para trasladarse a Argel. Desde allí re correrán 4.400 millas de desierto hasta Abidjan, donde, nuevamente, embarcarán para Ciudad de El Cabo. Tras una nueva exhibición marcharán a la Antártida.

Después de pasar el invierno polar en una base fabricada con materiales especiales, iniciarán el cruce de la llanura Antártida, una 2.600 millas, utilizando trineos y tractores diseñados para el viaje. Se calcula que el cruce de la llanura polar les llevará entre diez y doce semanas hasta la llegada a la Base

Scott en McMurdo Sound, donde les estará esperando el barco para trasladarles a Auckland, Sidney, Los Angeles y Vancouver. En todas estas capitales se organizarán nuevas exhibiciones de productos británicos.

La última y más peligrosa fase del viaje comenzará en la desembocadura del río Yukon, cuya peligrosa corriente remontarán en botes inflables. Después de pasar el invierno polar en Albert, la punta más septentrional del Canadá, la expedición intentará el cruce del Círculo Polar Artico en febrero de 1981, para llegar al Polo Norte a principios de abril y al archipiélago de Svalbard en julio, después de haber recorrido sobre hielo una distancia superior a las 1.800 millas. En el archipiélago de las Svalbard debe esperarles el Benjamin Bowring para la ansiada vuelta a Inglaterra. En total, tres años y 52.000 millas.

Durante el cruce de los dos polos, así como durante la navegación del Yukon y del North West Passage, tumba de tantos exploradores, los miembros del equipo de Fiennes dependerán totalmente para su subsistencia de la pericia de un hombre: el piloto de un pequeño bimotor encargado de su aprovisionamiento, que operará desde las bases de apoyo establecidas a lo largo del peligroso recorrido.

Toda una epopeya por delante. Pero si el triunfo les acompaña Fiennes y sus hombres podrán unir su nombre a los Amundsen, Peary, Hillary y Fuchs, que demostraron que todavía en el siglo XX el planeta Tierra merece aún la pena de ser conquistado.

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