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TOLEDO

Entonado, resucitó el cordobesismo delirante

Los toritos lidiados en el ruedo toledano han facilitado la resurrección de un cordobesismo delirante y fanatizado hasta la histeria. El primer toro de El Cordobés, de Luis Algarra, terciado, mansurrón y noble hasta la tontería, proporcionó al diestro de Palma del Río un triunfo tipo década de los sesenta, con un, público totalmente volcado a favor del heterodoxo estilo de Benítez. Con el capote se hizo pronto en el ruedo para ejecutar torniquetes, chicuelinas y recortes. De nuevo, tras la única vara del toro, chicuelinas, quedándose muy quieto. Tras la segunda vara, el toro se derrumba. El Cordobés brinda al público, el toro se le arranca y le recorta a cuerpo limpio. Se le arranca de nuevo y lo desarma, y carrera despavorida del diestro. Gritos de «sí señor, sí señor, Manolo es el mejor». Pase por alto muy quieto. Pases por alto, andando. Derechazos con cierto temple y vueltas al toro, que levantan el delirio. Naturales vulgares, con quietud y sin temple. Derechazos muy encima del toro. Salto de la rana y desplante a cuerpo linipio, se desata la histeria. Tarda en cuadrar al toro y mata de bajonazo. Clamor.Con el quinto toro de la tarde, un toro terciado de Antonio Pérez, sustituto de otro de la misma ganadería, devuelto por cojo, dio mantazos con el capote y media despegada. Puyazo en el que el toro pierde las manos. Inicia la faena cen un giro en la cara del toro y pases por alto, muy quieto y ligado. Derechazos rápidos y tropezados. Un desarme. Derechazos, circulares y de pecho, todo muy ligado. Clamor. Naturales sin temple y con aguante. Sigue con derechazos embarullados, trapazos y tropezones. Ovación. Nuevo salto de la rana, desplante a cuerpo limpio y el delirio. Desarme antes de cuadrar. Espadazo. De nuevo se desata en el tendido el fanatismo de los nostálgicos que abarrotaban el ruedo.

Plaza de toros de Toledo

Corrida de feria. Lleno total. Tres toros de Antonio Pérez (primero, tercero y quinto), dos de Pérez Angoso (cuarto y sexto) y uno de Luis Algarra (segundo). En general, terciados, mansos y manejables, excepto el primero y el cuarto. Rafael de Paula: pinchazo, estocada casi entera, seis descabéllos (bronca). Dos pinchazos y estocada baja (pitos). El Cordobés: bajonazo (dos orejas). Espadazo (dos orejas y rabo). Palomo Linares: dos pinchazos y estocada atravesada (vuelta al ruedo). Pinchazo y estocada (dos orejas).

Rafael de Paula tuvo que pelear frente al peor lote y contra un público hostil, que por menos de nada la emprendía a botellazos con el torero y su cuadrilla. Paula no se confió con el capote en ninguno de sus dos toros. Al primero le hizo un quite por verónicas y media magnífica en medio de una gran bronca de los energúmenos. Con este toro estuvo valiente y se quitó el morlaco de encima con dignidad, tras probar por ambos pitones. En el cuarto, un toro reservón, de violenta embestida, que escarbaba continuamente, le dio tres derechazos aislados de gran temple y empaque. Fue un toro de contra estilo, pero nunca perdió los papeles, salvo en un desarme y a la hora de matar.

Palomo Linares estuvo esta vez en imitador de El Cordobés, sin resultados positivos. Más bien su labor resultó, sobre todo en el tercero, penosa. A este toro le hizo una faena trapacera, pueblerina, sin poder ni dominio, con desplantes que no venían a cuento. En el sexto estuvo violento, retorcido y vulgar. Faena sin reposo, de típica rabieta, en la que sólo se salvaron dos derechazos.

Los toros de Luis Algarra, una vez anunciados, fueron rechazados en el reconocimiento previo, por falta de trapío, y sustituidos por los lidiados de Antonio Pérez y Pérez Angoso. Alrededor de la plaza de toros abundaban los reventas, que momentos antes de la corrida rebajan sus precios; de todos modos, el coso registró un lleno absoluto.

Los estrechos accesos a los tendidos provocarón enormes colas, lo que originó diversos incidentes.

Cinqueños en Las Ventas

Esta tarde se celebra la corrida del Montepío de Veterinarios, a su beneficio. Se trata de un festejo siempre difícil de organizar. A estas alturas de la temporada, los toreros de cartel no quieren venir a Madrid, y menos aún con una corrida de toros, bien presentada, con trapío, como suelen traer los veterinarios, pues precisamente las características del ganado influyen en su prestigio.

Según ha podido saber EL PAÍS, los toros de esta tarde, de la ganadería de Carreros son cinqueños.

Los espadas encargados de lidiarlos son Gregorio Tebar El Inclusero, Raúl Sánchez y El Bogotano, que confirmará su alternativa.

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