Los primeros años Diaghilev
Mañana, 19 de agosto, se cumplirá el cincuenta aniversario del fallecimiento en Venecia del famoso empresario ruso Sergio Diaghilev hace cincuenta años, en tomo a cuya figura ha girado lo mejor del arte europeo durante el primer cuarto de siglo. El nombre de Diaghilev está ligado, ante todo, a la compañía del Ballet Ruso, cuya presentación en el teatro Chátelet, de Paris, el 18 de mayo del año 1909, supone el inicio de uno de los más fecundos períodos en la vida artística y musical de Europa. Pero no es muy conocida la actividad de Diaghilev hasta llegar a ese momento, y vamos a tratar de resumirla.Sergio Diaghilev nació en el cuartel de Selistchev, en la provincia rusa de Novgorod, el 19 de marzo de 1872. Este cuartel estaba situado en el dominio histórico de Gruzino, junto al río Volkhof, propiedad del conde Atrakcheyev. Su padre, Pablo de Diaghilev, cuyo regimiento estaba acuartelado durante un año en Selistchev, había ido allí con su joven esposa. Gracias a la asistencia de su cuñada y a la del médico del regimiento, el niño Sergio nació sano de un parto muy difícil, pero días más tarde su madre falleció.
Sergio Pavlovitch, de Diaghilev se crió con Nunu Dunia, quien había sido ama de su madre y que se hizo cargo también de sus dos hermanastros, Valentín y Yuri, nacidos del segundo matrimonio de su padre con Elena Valerianova Panaev.
La música, su gran pasión
La vida de Diaghilev, hasta 1912, estuvo estrechamente ligada a la de Nunu Dunia. Todos sus amigos y colaboradores la conocían y la querían. Por su dulzura y bondad, también su madrastra gozó de las simpatías de todos. La casa de los Diaghilev, en San Petersburgo, era centro de reunión de artistas. Toda la familia disfrutaba con la música, mas para Sergio Paylovitch la música fue una gran pasión. Era un entusiasta de Tschaikowsky, al que una hermana de su madrastra, cantante, había protegido. Toda la vida recordaría las visitas que de niño hizo a casa de tío Petia.
Igualmente tuvo ocasión de conocer a Mussorgsky, aún desconocido del público, cuando acompañaba a su tía la cantante.
A los dieciocho años, Diaghiley empezó a estudiar Derecho; pero, a medida que pasaban los días, la vocación por el arte se hacía más fuerte y buscaba la compañía de los artistas. Su primo Dima Filosofov le introdujo en los círculos más avanzados, donde se relacionó con escritores y pintores que años más tarde hablan de colaborar con él en los Ballets Rusos. Entre estos últimos se encontraban Benois, Bakst y Nuvel, con los que fundó, en 1899, la revista Mir Iskusstva (El Mundo del Arte), desde la que se realizó una importantisima labor divulgatoria de la vanguardia rusa.
También en el año 1899 organizó la primera exposición de pintores impresionistas en Rusia y dos años más tarde dio a conocer, en una serie de conciertos, la obra de los compositores franceses modernos.
Su nombramiento como ayudante del príncipe Volkonsky en la dirección de los Teatros Imperiales le puso en contacto con el mundo del ballet y de la escena. Pronto su marcada personalidad, afirmada por una extensa cultura, y la inquietud de un espíritu renovador, le crearon enemigos, y se vio obligado a abandonar el cargo, a pesar de su protesta por tal arbitrariedad. Pero Diaghilev era un luchador infatigable, un convencido de su misión apostólica y descubridora.
Divulgador de la cultura rusa
No se arredró ante las dificultades; muy al contrario, emprendió con más ahínco su labor divulgadora de la cultura rusa, organizando una exposición sobre Dos años de pintura y escultura rusas, cuyo éxito le impulsó a llevarla a París. La importancia de la empresa le abrió todas las puertas. El presidente del comité organizador era el gran duque VIadimir y había tres presidentes honorarios: el embajador de Rusia Nelidov, la condesa Greffulhe y Dujardin-Beaumetz, subsecretario de Estado para Bellas Artes. Diaghilev preparó todo con detalle, se ocupó de los catálogos orientativos e incluso escribió una breve introducción en el programa de la exposición. El éxito de la muestra expuesta en el Salón de Otoño de París en 1906, decidió a Diaghilev a repetir las incursiones parisienses en años sucesivos, ofreciendo diferentes aspectos del arte ruso. Para ello contaba ahora con interesantes relaciones dentro de la alta sociedad. Madame Pourtalés, la condesa Greffulhe, madame Missia Edwards, casada más tarde con el pintor español José María Sert, y la princesa de Polignac le prestaron apoyo. Las dos últimas, especialmente, serían las mejores colaboradoras de Diaghilev durante el largo período de los Ballets Rusos.
Así pues, a su regreso de San Petersburgo, Diaghilev preparó un largo ciclo de conciertos para presentar en 1907 en París lo mejor de la música rusa. El éxito de estas sesiones le llevó al año siguiente a montar, en la Opera de París, nada menos que el Boris Godunov, de Mussorgsky, con el coloso Fedor Chaliapin. Pero la historia de estos conciertos y su repercusión en el ambiente musical francés es cuestión que no puede exponerse en pocas palabras.
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