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Arturo Heras: muestra itinerante por el País Valenciano

No es habitual que la exposición de un artista de prestigio inicie su andadura en la capital y siga su periplo por comarcas. Sin embargo, la novedad de la reciente muestra Bandera, bandera, de Arturo Heras, no estriba solamente en el hecho descentralizador de la propuesta expositiva, sino en el interés específico de la misma y la capacidad de orquestación del artista en torno a una exposición arriesgada, no sólo por el tema abordado, sino por la multiplicidad de técnicas empleadas.Asumir el tema de la bandera, desde la ciudad de Valencia, a través de un libro y una muestra, en pleno conflicto político-ciudadano sobre las señas de identidad del País Valenciano era un proyecto no exento de riesgo y atractivo. En cualquier caso, Arturo Heras, con gran sentido lúdico del quehacer artístico y por encima de la coyunturalidad del tema, y la conflictividad del asunto, ha sabido encontrar la fórmula adecuada para dar coherencia a una exposición plena de artistas desde sus orígenes.

De entrada habría que decir que el Catálogo-Libro y la Exposición configuran dos formas de trabajo complementarios pero diferenciados entre sí. Más allá de la temática común, el catálogo/libro funciona como una antología de textos, representativa de la opinión sobre el tema de la bandera, de buena parte de la inteligencia valenciana (Andrés Estellés, Joan Fúster, Amadéu Fabregat, Josep Renáu, Sanchis, Guarner, Trino Simó, Vicent Ventura, etcétera). La conjunción de imágenes artísticas y contenido ideológico de los textos hacen de la monografía un libro/objeto a mitad de camino de la antología literaria y el catálogo de galería.

Pluralidad y sentido escenográfico de la exposición

En cuanto a la exposición, resulta evidente no sólo la pluralidad de las propuestas, sino el sentido escenográfico de la misma, aspecto este último que, si bien funcionaba en la galería inicial (la Temps, de Valencia), ha perdido cierta eficacia en el resto de las galerías (Xátiva, Elx, etcétera) por la dificultad inminente de adaptar una muestra a espacios expositivos diversos. A partir pues de tina multiplicidad de recursos técnicos y una diversidad de conceptos artísticos, Arturo Heras consigue que el soporte argumental de la muestra no sea más que una excusa para realizar un trabajo, cuyos resultados, son una muestra provocativa del sentido lúdico de su pintura y su desenfado ante la vida.Arturo Heras, sin reclamarse de una modernidad o de una vanguardia determinada, demuestra que puede hacerse pintura más allá del clisé, la moda o la generación.

Sin caer en la exégesis fácil de una generación (la llamada renovación valenciana del 64) ni en la gratuita crítica de la misma (lo que es un riesgo cuando no se habla de las obras), sí que habría que añadir que Arturo Heras sigue siendo uno de los profesionales más sugestivos de estas tierras que, sin emigrar físicamente del País Valenciano, ha logrado defender una alternativa. de trabajo en la pintura valenciana cuyo alcance (conocido en Madrid y Barcelona) ha conseguido asimismo un reconocimiento a nivel europeo.

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