Investigadores y política científica

Está lejos de nuestro ánimo el entrar en polémicas parroquiales con el señor Morer, jefe del gabinete de prensa del Ministerio de Universidades e Investigación, pero el respeto que nos merecen los lectores de ese periódico que hayan podido leer nuestra carta de 31 de julio y la réplica del señor Morer a la misma, con fecha 5 de agosto, nos lleva a hacer las siguientes puntualizaciones, que confiamos encontrarán acogida en EL PAIS.1. Sigue siendo lamentable la desinformación de que hace gala un alto funcionario de nuestro Ministerio, según se desprende de los puntos uno y dos de la carta del señor Morer. Como se dice en nuestra carta a EL PAIS, y muy claramente en el poster -invitación que enviamos a las autoridades del Ministerio (y que reconoce en la citada carta haber recibido)-, se trataba no de «asistir a investigaciones», como señala el señor Morer, empleando un lenguaje curiosamente impropio de un jefe de gabinete de prensa, sino de unas jornadas para establecer las «bases para una política científica» en el área, es decir, para «la promoción y ordenación científica en España», en lo que sí debería estar interesado ese Ministerio, con lo cual nos ratificamos en la sorpresa que nos causó el desinterés mostrado por nuestras autoridades.

2. Los veintiún científicos firmantes de la carta representan del 10 al 15 % de los presentes en la sesión que presidió el señor Marcos Rico y creemos que el 85 % restante podría confirmar las afirmaciones que hemos puesto en boca del señor director general de política científica, y que, más o menos, literalmente fueron: «No sé nada de investigación farmacéutica, poco del CSIC... » «... Y algo más de la universidad.» En cuanto a la idea que, al menos estos dos investigadores científicos, tienen de un director general de investigación, como se pregunta el señor Morer, es muy simple: que esté perfectamente informado sobre la investigación, y no nos vale la sutileza de que el Ministerio lleve sólo cuatro meses de funcionamiento, máxime cuando el señor Rico ha sido durante largo tiempo alto cargo en el desaparecido Ministerio de Educación y Ciencia.

3. Coincidimos con el señor Morer en la necesidad de un seguimiento de la labor profesional de los investigadores que sirva de correctivo de los defectos encontrados en miembros del CSIC. Sólo nos atreveríamos a sugerir que este control debería hacerse extensivo a otros estamentos de nuestro (y de otros) ministerios. Finalmente, no queremos ver en el párrafo final de la carta del señor Morer una velada amenaza que nos traería el recuerdo de vicios propios de sistemas políticos felizmente superados, pero, como fuere, el curriculum de estos funcionarios está, lógicamente, abierto al análisis y crítica de nuestras autoridades.