Seguridad ciudadana, una exclusiva del Estado
«Un documento de trabajo sobre seguridad ciudadana, elaborado por el Ministerio del Interior, ha sido calificado de "loco" en algunos ambientes políticos y empresariales. En él se recogen normas muy concretas sobre una "colaboración" obligatoria que, por su amplitud y alcance, puede llevarnos a la creación de un verdadero cuerpo de guardianes y vigilantes privados, capaz de vulnerar derechos reconocidos ( ... ).La normativa del Ministerio del Interior puede traer una cola tan larga que fácil sería pisarla, tropezar y caer. Caer en errores que después pueden pesar excesivamente, porque se encontraría una base para la proliferación de "grupos de matones". Dar "poderes" a personas sin la debida preparación y obedeciendo a hombres o grupos concretos es algo insólito en un Estado de derecho; máxime cuando equivale, ni más ni menos, a una dejación de autoridad que sólo compete al que representa al conjunto.
Hay un hecho que no debemos olvidar, y es que el que paga, manda. La creación de cuerpos especiales, dependientes de la iniciativa privada, puede dar pie a la formación de una verdadera "policía paralela", oficio que fácilmente -poderoso caballero es don dinero, y más poderoso el dogmatismo llevado hasta el límite de la locura- podría implantarse a niveles ajenos de la seguridad ciudadana. Entonces la normativa se volvería contra el espíritu y la letra de los redactores del Ministerio del Interior; entonces sería peor lo roto que lo descosido ( ... ).»
10 de agosto.
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