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Los escritores suecos ofrecen su experiencia asociativa a sus colegas españoles

«El Sindicato de Escritores Suecos, al que están afiliados 1.600 autores, se ha convertido en los últimos años en un grupo de presión e influencia, de una gran importancia y con un peso específico muy elevado, sobre todo, en los aspectos de política cultural del país.»De esta manera ha explicado a EL PAIS la identidad y funciones de la más importante agrupación de escritores suecos su vicepresidente, el escritor Bengt-Erik Hedin, que ha visitado a sus colegas españoles. «El sindicato ha cobrado tal importancia, que es el que establece las cláusulas contractuales con las editoriales que están interesadas por la edición de libros de algunos de sus miembros.»

El sindicato de escritores suecos cuenta con cuatro ramas, una para los traductores, otra para los autores de obras sociales, otra rama dedicada a la literatura infantil, y la cuarta, dedicada a todos aquellos que centran su producción en la llamada literatura de creación. «Todos los escritores de lengua sueca», añade Bengt-Erik Hedin, «cualquiera que sea su tendencia en cuanto a ideología política, se encuentran reunidos en estas cuatro ramas. Por ello sorprende en principio a un escritor sueco, cuando entra en contacto con la realidad hispana, el enorme antagonismo existente en el mundo asociativo de los escritores españoles.»

Las fuentes de financiación del sindicato y de los propios escritores proceden de las cuotas que se pagan por la retirada de fondos bibliotecarios de una biblioteca pública. De esos fondos se destina una parte al Estado y otra parte a la ayuda de los escritores. Esta ayuda, que pasa a los escritores por parte del Estado como un salario permanente de aproximadamente de medio millón de pesetas al año, puede ser retirada cuando el escritor no cumple con el trabajo que previamente ha contratado.

La Administración del Estado no ejerce sobre estas concesiones o ayudas ninguna presión ni control. Todo se tramita por medio del Sindicato de Escritores, que determina también las ayudas a los autores que no publican periódicamente.

El Sindicato de Escritores interviene también en la regulación de la publicación de libros, en la que también participan mediante un acuerdo tripartito entre la Administración y los editores. Mediante norma jurídica e inspecciones temporales se ha regulado que exista una tirada mínima y un control de edición.

A pesar de las ventajas y los poderes de hecho del sindicato sueco, «el verdadero problema con el que se encuentra el escritor en mi país», añade Bengt-Erik Hedin, «radica en la escasa difusión que tiene fuera de Suecia».

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