La inspección técnica, pieza clave para conseguir una enseñanza de calidad

El Ministerio de Educación ha asignado un papel fundamental a los servicios de la inspección técnica de EGB dentro del programa de actuaciones inmediatas del departamento, expuesto recientemente por su titular, señor Otero Novas, a los miembros de la Comisión de Educación del Congreso. El inspector general de EGB, Gonzalo Gómez Dacal, explicó ayer en una rueda de prensa en qué va a consistir ese papel preponderante de la inspección, que «puede y debe convertirse en una pieza clave en la aspiración general de mejorar la calidad de la enseñanza».

Aunque no puede perderse de vista el hecho de que la inspección técnica no es sino un elemento más de la Administración, por lo que participa con ella de sus aciertos y errores, no es menos cierto que a aquélla le corresponde la misión de ser la «conciencia crítica del sistema educativo». En este sentido debiera comprenderse, según el señor Gómez Dacal, que el compromiso de la inspección con la Administración se produce mucho más en el terreno del control que en el de la gestión propiamente dicha. «Es evidente», dijo, «que servimos mucho mejor a la Administración cuanto más objetivos son nuestros análisis.»La profunda renovación con la que actualmente se enfrentan los servicios de la inspección técnica de EGB camina precisamente en esa dirección: la de convertirse en un instrumento de análisis crítico y positivo del sistema educativo. Dijo, a este respecto, que «a los inspectores les gustaría que dejase de contemplárseles con planteamientos de hace cuarenta años, centrados en torno a la idea de que constituyen un mero instrumento de fiscalización de la labor de los maestros».

Continuó diciendo el inspector general que de esa función fiscalizadora no se podría prescindir tampoco en el futuro, pero que estaba convencido de que, a través de la profesionalización, puede conseguirse que los inspectores se conviertan en el elemento dinamizador que la escuela necesita en el momento presente.

Desde esta perspectiva se pueden ver con claridad las tres funciones específicas de la inspección: hacer eficaz la política educativa del Gobierno, apoyar técnicamente a todos los que intervienen en la educación y suministrar a los organismos de la Administración los instrumentos técnicos necesarios para que la toma de decisiones se sustente sobre la realidad y no sobre meros supuestos teóricos.

Cooperación con el profesorado

La segunda de las funciones señaladas implica que debe reemplazarse la relación antagónica entre la inspección y el profesorado por una relación de estrecha cooperación. Los profesores, por ejemplo, se han encontrado con graves problemas de organización y de programación, sobre todo en estos últimos años, en los que ha tenido que ponerse en marcha una nueva ley de Educación. En este terreno, la inspección trabaja actualmente en la elaboración de un programa que tiende a detectar dónde están los problemas y qué sectores se ven más afectados por ellos. Este programa se pondrá en marcha el próximo día 15 de septiembre. Juntos, profesores e inspectores, señalarán tales problemas y se marcarán los procedimientos para solucionarlos. De modo semejante se va a proceder en el ámbito de la documentación académica. Se ha hecho un chequeo en una veintena de provincias y se ha podido comprobar que hay graves fallos en este ámbito de la organización escolar, debidos probablemente a una información e insuficiente del profesorado en torno a la cumplimentación de la nueva documentación escolar introducida por la ley General de Educación.En cuanto a la labor de asesoramiento a la Administración, los servicios de la inspección técnica han redactado un amplio informe sobre la educación preescolar, uno de los objetivos prioritarios del actual equipo directivo del Ministerio. Este informe parte de un a análisis de la escolarización de los niños de este nivel educativo, en el a que se contemplan, desde las soluciones para las regiones de escasa densidad de población hasta los planes de formación, reciclaje y puesta al día del profesorado.

Asimismo, siempre según el señor Gómez Dacal, se ultima en estos días un informe sobre la formación del profesorado de EGB y otro sobre educación especial.

Libro "blanco" de la inspección

En relación con la profesionalización de los inspectores, se prepara también en estos momentos un libro «blanco» de la inspección, donde se hace una critica de su actual organización, que data de 1967, sobre la que se asienta la propuesta de una reforma en profundidad de su estructura. La principal novedad de esta reforma consiste en la creación de unos órganos de estudio, de información y documentación que contribuyan a hacer más eficaz y científica la labor del inspector, limitada hoy por la complejidad de tareas a las que tiene que hacer frente, sin contar con el menor aparato técnico de apoyo. Un personal especializado, compuesto por inspectores y profesores, se ocuparía de la elaboración de estudios e investigaciones sobre cuestiones específicas, tales como ordenación escolar, evaluación, perfeccionamiento, etcétera.El inspector responsable de una zona determinada contaría, de este modo, con la inestimable ayuda de estos servicios, que, por otra parte, podrían ser un elemento más de la «carrera docente», en el sentido de que el acceso a estos puestos se convertiría en una excelente vía para la promoción del profesorado.

El inspector general de EGB señaló, a este respecto, que la promoción del profesorado dentro de su propio nivel educativo por procedimientos como el apuntado es el único modo de conseguir que permanezcan en él los mejores, evitando la peligrosa alternativa que supone el que no haya más promoción que la que consiste en «escapar» de unos niveles a otros.

Actualmente cada inspector trabaja con quinientos profesores, y se pretende -dijo, por último el señor Gómez Dacal- llegar a una proporción de 1:250.