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Creación de confederaciones patronales nacionalistas en Euskadi

Con la integración del sindicato patronal Betere en la Confederación de la Pequeña y Mediana Empresa de Euskadi (Ekor) -formalizada el jueves en Bilbao- parece consolidarse una nueva alternativa patronal, específicamente diferenciada de la representada por la gran empresa y voluntariamente circunscrita al ámbito de Euskadi.Tal fue, al menos, la esperanza expresada por los directivos de Ekor en una rueda de prensa celebrada en Bilbao poco después de la firma del documento de constitución de la confederación vizcaína de su sindicato. Con esta integración Ekor agrupa ya, según sus promotores, a más de 3.500 pequeñas y medianas empresas de Vizcaya y Guipúzcoa, planteándose ahora su extensión hacia Navarra prioritariamente y hacia Alava.

Los primeros intentos de creación de una patronal vasca coinciden prácticamente con el final del régimen franquista. Un primer proyecto, Einkor, iniciado en 1975, desembocaría dos años después en la ruptura entre, por una parte, Adegui -en la que es determinante la influencia de la gran empresa- y, por otra, Ekor, inicialmente circunscrita a Guipúzcoa y apoyada fundamentalmente por los pequeños industriales de la provincia. Paralelamente, en Alava surgia SEA (Sindicato de Empresarios Alaveses).

El pasado día 4, Adegui y SEA se confederaban en una única patronal, integrando paralelamente a sectores que en 1975 y 1976 habían rechazado apoyar a Adegui por considerarla excesivamente influida por las ideas nacionalistas. Un día después, el 5 de julio, Ekor celebraba un congreso extraordinario en el que se acordaba ir decididamente hacia una estructuración confederal a nivel del conjunto del País Vasco, comenzando por la fusión en Vizcaya con el grupo Betere.

La diferenciación entre distintos sectores del empresariado vasco que reflejan estos procesos se fraguó en gran parte durante las huelgas del primer trimestre de este año. El largo conflicto del metal dio ocasión para que un número indeterminado de pequeños empresarios vizcaínos -la prensa local adelantó la cifra de trescientos- se dieran de baja de la CEOE, entrando en contacto con Ekor. Esos sectores reprochaban a la CEOE su «falta de flexibilidad negociadora» y el actuar «según la estrategia de las grandes empresas».

En su primera declaración pública, Betere-Ekor -nombre que adoptará la confederación en Vizcaya- comienza por manifestar su «apoyo incondicional al Estatuto de Guernica» y hace un llamamiento «a las centrales sindicales, al resto de las organizaciones empresariales y a los organismos competentes» en el sentido de avanzar lo más rápidamente posible hacia la «construcción de un marco de relaciones laborales especifico de Euskadi ».

En el mismo documento se exigen de la Administración una serie de medidas anticrisis cuyos ejes serían: el acceso de la pequeña y mediana empresa al crédito oficial y privado, reformas en la forma de financiación de la Seguridad Social, ciertas ventajas fiscales y un decidido apoyo al sector exportador.

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