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Cerrada la biblioteca pública de Cuenca

Por falta de personal, ha tenido que cerrar sus puertas la biblioteca de la Casa de Cultura, única de carácter público existente en Cuenca. Cuatro funcionarios subalternos atendían el servicio tanto de lectura en el propio local como de préstamo de libros. El problema ha surgido cuando todos ellos decidieron pedir el traslado a otros departamentos de la Administración, consiguiendo sus deseos al resolverse el oportuno concurso.

La causa de esta unánime salida de la Casa de Cultura reside en el hecho de que esta entidad tiene establecidos horarios de mañana y tarde, mientras que las demás oficinas de la Administración sólo exigen a sus funcionarios la asistencia durante medio día.El hecho fue puesto en conocimiento de la Subdirección General del Libro y Bibliotecas, del Ministerio de Cultura, tan pronto como se supo que los cuatro funcionarios habían pedido el cambio de Jepartamento, sin que el citado organismo tomara ninguna medida de prevención. También se ha visto afectado por el cierre el Archivo Histórico Provincial, aunque en este caso, al ser menor la demanda, el propio director de la Casa de Cultura atiende las pocas peticiones que se presentan.

La biblioteca fue utilizada el año pasado por 120.000 lectores, a una medía aproximada de cuatrocien tos diarios, siendo especialmente importante la asistencia durante los meses del curso escolar, por lo que sí no se cubren rápidamente las plazas ahora vacantes se creará una situación conflictiva a partir del mes de septiembre.

«La crisis de una vieja ciudad»

Cuenca, la crisis de una vieja ciudad castellana, es el título de la tesis doctoral de Miguel Angel Troitiño, que acaba de recibir los honores del sobresaliente cum laude de la Universidad Autónoma. Las conclusiones alcanzadas por Troitiño sobre Cuenca son, en su propia opinión, aplicables a todas las ciudades históricas castellanas que participaron activamente en la creación del moderno Estado español, para hundirse luego -con contadas excepciones, como Valladolid- en la decadencia, situación que coincide, según el autor, con el traslado de la capitalidad a Madrid.El nuevo doctor explica que «la ciudad es un organismo vivo, cuya configuración urbanística en cada momento refleja las circunstancias sociales y económicas de sus habitantes». De esta forma, la lectura simultánea de los censos demográficos, comerciales e industriales, permite interpretar las características del plano urbanístico, que siempre traduce la existencia de unos determinados grupos de presión, cambiantes según los tiempos, que condicionan la forma de ser de la ciudad.

En el caso de Cuenca, Miguel Angel Troitiño analiza detenidamente la espectacular huida de la población de la parte alta, arrastrada por un movimiento especulativo que potenció la zona baja, incluso con el traslado paulatino de los servicios administrativos, mientras que, en estos momentos, ocurre el fenómeno inverso, pero con la misma raíz económica: al producirse un movimiento cultural que quiere revitalizar la parte antigua, los mismos constructores que hasta ahora actuaban sólo en la zona moderna dirigen su actividad hacia las alturas, adquiriendo las mayores parcelas.

Si a ello unimos el fenómeno turístico y la proliferación de actividades recreativas, se concluye con que se está deteriorando seriamente la zona que posee «la más alta calidad de vida de toda la ciudad».

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