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Las autoridades tratan de salvar sus responsabilidades

En medio de una gran confusión oficial sobre los datos definitivos en cuanto a número de víctimas, se estableció ayer tarde en Zaragoza un especie de competencia entre el gobernador civil y el alcalde socialista de la ciudad en todo lo relativo a la información y circunstancias del incendio del hotel Corona de Aragón.

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Mientras el alcalde, Sainz de Varanda, insistía en la afirmación de que toda la competencia y control en materia de siniestros corresponde a la delegación territorial correspondiente, el gobernador civil, en otra conferencia de prensa convocada antes que la del alcalde, aseguraba que toda la información del siniestro iba a centralizarla él. Entre los dos organismos, Ayuntamiento y Gobierno Civil, al final la confusión sobre los datos fiables ha llegado a ser completa.El alcalde, en declaraciones pronunciadas hacia las ocho y media de la tarde, intentó puntualizar en repetidas ocasiones otras manifestaciones expresadas durante la mañana, en el sentido de que ni el hotel Corona de Aragón ni ningún otro podían ser tachados de faltos de medidas de seguridad, puesto que, hasta el momento, el Ayuntamiento de Zaragoza no les había exigido su cumplimiento, ya que no se han dictado todavía normas concretas en forma de ordenanzas municipales contra incendios.

En este sentido, el alcalde manifestó que se había dado hoy una dramática coincidencia, debido a que en el orden del día de la comisión municipal correspondiente figuraba el tema del establecimiento de ordenanzas municipales de seguridad en grandes edificios y locales públicos.

Ante la insistencia de los periodistas, que, extrañados, preguntaban al alcalde de Zaragoza cómo es posible que hoy, en una ciudad de 600.000 habitantes, se pueda prolongar durante más de cuatro horas el rescate de los huéspedes en un hotel en llamas, el alcalde manifestó que su corporación lleva al frente de la ciudad tan sólo dos meses y medio y, con palabras veladas, dio a entender que no se hace responsable de errores cometidos por ayuntamientos anteriores.

En relación con una pregunta concreta sobre las razones de que se tardara más de cuatro horas en realizar el desalojo del hotel y rescate de afectados, el alcalde contestó: «Si mañana volviera a ocurrir, es posible que se tardara lo mismo; sabemos que es necesario ampliar la plantilla de bomberos y dotarles de un nuevo parque y más y mejor material .»

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Visita de los ministros de Comercio y Sanidad

Por otra parte, los ministros de Comercio y Turismo y de Sanidad y Seguridad Social, así como el secretario de Estado para el Turismo y el director general de Asistencia Sanitaria, se trasladaron a Zaragoza para interesarse por el desastre producido en el hotel Corona de Aragón.

Hacia el mediodía, el secretario de Estado para el Turismo, señor Aguirre, manifestaba en conferencia de prensa que recientemente su departamento había procedido a la rutinaria inspección de los extintores distribuidos por todo el edificio del hotel siniestrado. Indicó que esas y sólo esas son las medidas que competen a su secretaría, y que cualquier otro tema relativo a escaleras de incendios, materiales y demás asuntos de seguridad corresponden a las ordenanzas municipales vigentes en cada localidad.

Poco antes, el alcalde de Zaragoza, señor Sainz de Varanda había manifestado públicamente su convencimiento de que el hotel no reunía las condiciones de seguridad mínimamente exigibles para ese tipo de establecimientos.

Las disposiciones legales en materia de prevención de incendios son muy escasas. Además de algunas normas orientadoras de departamentos de la Administración central -Obras Públicas y Urbanismo, y anteriormente el de la Vivienda-, son los municipios los encargados en España de exigir el cumplimiento de ciertas normas.

El Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, como otros municipios españoles, establece unas normas mínimas, consideradas por numerosos profesionales demasiado mínimas. Hay previsiones sobre construcción (número de salidas de los locales, existencia de escaleras de emergencia, condiciones de los almacenamientos de materiales, ventilación, etcétera), algunas facultades inspectoras, y poco más.

Cualquiera que haya pernoctado en un hotel o pensión de Londres por ejemplo, se habrá sorprendido por la presencia casi obsesiva de medidas contra incendios. Una de ellas es la constante existencia de puertas que cortan los pasillos. Está comprobado el papel altamente limitador del efecto del fuego que supone la compartimentación.

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