Los armadores contestan el acuerdo pesquero provisional hispano-marroquí
La Asociación Nacional de Armadores de Buques de Pesca Fresca no admite el acuerdo pesquero transitorio -en vigor desde el pasado día 1- firmado entre España y Marruecos, en espera de que el Parlamento marroquí ratifique a finales de año el acuerdo pesquero entre los dos países.En una rueda de prensa celebrada ayer en la sede de la Asociación, en Madrid, se puso de manifiesto que los acuerdos provisionales no pueden ser aceptados, entre otras razones, porque se excluye de los mismos al 30% de la flota afectada. El acuerdo permite un total de 32.000 toneladas de registro bruto yla flota española suma 57.800, que corresponden a 550 barcos, aproximadamente, de pequeño tonelaje. «Pedimos a la Administración», señalaron fuentes de la Asociación, «que nos dé una solución global a toda la flota de arrastre, ya que no podemos permitir que 250 barcos amarren.»
En el acuerdo transitorio con Marruecos se establece un canon de setenta dólares por tonelada a los barcos inferiores a cien toneladas y 120 a los de-más de cien toneladas. En la Asociación se tiene la sospecha de que la Administración ha declinado parte de la subvención de 3.500 millones de pesetas a cinco años en el propio sector pesquero. El canon establecido en el acuerdo supone, según la Asociación, un global de 2.000 millones de pesetas, aproximadamente, en el próximo lustro.
La Asociación Nacional de Armadores de Buques de Pesca Fresca, que ayer presentó al subdirector de Pesca la lista de buques que desean seguir faenando en caladeros marroquíes, considera que el acuerdo transitorio impone unos graves condicionamientos al sector. «La Administración », manifestó ayer un dirigente de la Asociación, «ha negociado con nuestra flota, con nuestro dinero y con nuestra hambre, y encima viene diciendo que ha conseguido un acuerdo maravilloso. »
La Asociación está dispuesta a amarrar sus barcos en puerto si no se arbitra una solución para todos los barcos de la zona. Entiende que el acuerdo puede impedir la faena a un número aproximado de doscientos barcos y dejar sin trabajo a 2.000 marineros. Y considera, por último, que es indispensable el mantenimiento de las zonas tradicionales de esas pesquerías, por ser las únicas viables para la supervivencia de la flota afectada.
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