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Importante contraofensiva de la Guardia Nacional nicaragüense

Cerca de mil soldados de la Guardia Nacional, apoyados por la aviación, artillería y tanques, atacaron, desde primeras horas de la mañana del viernes, la ciudad de Masaya, a treinta kilómetros al sur de Managua, en una contraofensiva encaminada a recuperar dicha ciudad, en poder de los guerrilleros sandinistas desde que éstos desalojaron la capital nicaragüense, hace una semana.

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El sonido de los morteros se escuchaba desde las zonas altas de Managua. Los aviones efectuaban continuos vuelos entre el aeropuerto de Las Mercedes y Masaya. La concentración de fuerzas y fuego sobre esta pequeña localidad es, incluso, superior a la desplegada por el Ejército de Somoza en la batalla de Managua.Para el debilitado Somoza la recuperación de Masaya es cuestión vital. Si consigue desalojar de dicha ciudad a los guerrilleros, la balanza militar se inclinaría claramente a su favor. Esto reforzaría notablemente su posición y le permitiría concentrar sus fuerzas en la recuperación del frente sur y de las ciudades de León y Matagalpa, que ya funcionan bajo un sistema de gobierno, organizado por los sandinistas, radicalmente opuesto al anterior.

Fuentes diplomáticas aseguran que los Estados Unidos están ayudando claramente a Anastasio Somoza para que derrote, en el terreno militar, al FSLN. El objetivo de este apoyo es debilitar políticamente la oposición de los sandinistas, de manera tal que tengan que aceptar la solución intermedia que los norteamericanos parecen patrocinar para sustituir a Somoza. Por supuesto, se da corno un hecho que el dictador nicaragüense tiene los días contados.

Presiones de Washington

Estados Unidos estarían, en estos momentos, apoyando la formación de una nueva Junta de Reconstrucción Nacional, paralela a la organizada el 16 de junio por el Frente Sandinista. En dicho Gobierno provisional participarían representantes de todas las instituciones y fuerzas políticas del país, incluyendo algún alto oficial de la Guardia Nacional. Los norteamericanos presionarían al FSLN para que aceptara formar parte de dicha junta. Esta presión solamente podría ser efectiva, según estiman los observadores, después de que el Ejército de Somoza consiga triunfar claramente en el campo de batalla sobre los sandinistas.Por todas estas razones, las estimaciones de que Estados Unidos se va a volcar en la ayuda militar a Somoza son algo más que especulaciones. El jueves por la tarde, por ejemplo, cuando aterrizamos en el aeropuerto de Las Mercedes, a bordo del avión español Hércules C-130, que va a continuar evacuando refugiados, un reactor con bandera norteamericana descargaba en los hangares de la fuerza aérea nicaragüense. Para el mismo jueves estaba prevista la llegada a Managua de doce aviones T-28, recientemente adquiridos por la Guardia Nacional en Estados Unidos.

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Las instalaciones del aeropuerto fueron atacadas con morteros por el Frente Sandinista poco después. Según fuentes del FSLN, los disparos causaron grandes destrozos en las instalaciones militares del aeropuerto, e incluso una bomba cayó, siempre según las mismas fuentes, en la pista central del aeropuerto. En la mañana del viernes, la Guardia Nacional, a través del general Celedón, jefe de la fuerza aérea, desmintió tal ataque.

Managua, asolada

La capital nicaragüense, a la que hemos regresado después de dos semanas, ofrece un aspecto fantasmagórico. Los barrios donde se hicieron fuertes durante quince días los guerrilleros del FSLN reflejan con toda claridad la intensidad de los bombardeos a que fueron sometidos. La destrucción es enorme: fábricas, centros comerciales, casas particulares, edificios públicos, exhiben las muestras del fuego y las bombas.La actividad en la ciudad está reducida a los mínimos de subsistencia. Por todas partes han surgido curiosos mercadillos, en los que es posible hallar heterogéneas mercancías, producto, en la mayoría de los casos, de saqueos. Es posible comprar un televisor a color con mando a distancia por quinientos córdobas (unas 3.300 pesetas al cambio oficial). En contraste, por un cartón de cigarrillos es preciso pagar hasta doscientos córdobas. En el mercado negro se ofrecen hasta treinta córdobas por un dólar, cuando el cambio oficial es de diez por uno.

La escasez de alimentos, medicinas y artículos de limpieza es absoluta. Los envíos de la Cruz Roja ni siquiera alcanzan para cubrir las mínimas necesidades de subsistencia de los míles de personas acogidos en los centros de refugiados. Esta situación no podrá mantenerse por mucho tiempo. Y ese es un dato que apoya la teoría de que, ahora sí, el fin de esta etapa de la crisis está cercana.

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