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El Gobierno de Malasia rechaza a cinco barcos con refugiados vietnamitas

La odisea de los refugiados vietnamitas en el sureste de Asia se ha visto agravada de forma insospechada y dramática ante la decisión del Gobierno de Malasia de devolver a aguas internacionales cinco embarcaciones con 2.500 personas a bordo, principalmente mujeres y niños, y la amenaza de disparar en el futuro contra cualquier grupo que intente entrar en el país.

Decisión cruel y absolutamente indefendible desde el punto de vista humanitario. Pero, para las autoridades de Kuala Lumpur, la única forma de conseguir el cese de la riada de refugiados que continuaba afluyendo a las playas malayas.Malasia alberga en estos momentos unos 76.000 refugiados y, en opinión de sus dirigentes, esa es una cantidad muy superior a las posibilidades de un país pobre. Una cosa es predicar y otra dar trigo, contestan las autoridades malayas cuando los Gobiernos occidentales comienzan a rasgarse las vestiduras ante el anuncio de su decisión. Recojan ustedes más refugiados en lugar de lamentarse del problema.

Y esto es lo que algunos países europeos parecen dispuestos a hacer. Gran Bretaña, que estaba dispuesta a admitir hasta 2.500, parece que va a aumentar el cupo hasta los 15.000. La primera ministra, Margaret Thatcher, ha enviado ayer un representante personal para discutir el problema de los refugiados con la Cruz Roja Internacional en Ginebra, y todo parece indicar que pronto se celebrará una conferencia internacional para discutir el tema. Por su parte, el Gobierno británico ha anunciado también que el secretario del Foreign Office, Lord Carrington viajará a Hong Kong y Kuala Lumpur inmediatamente después de asistir a la cumbre de Tokio, para tratar de encontrar una solución al problema con los distintos Gobiernos del sureste asiático.

En círculos diplomáticos de Londres se considera que las declaraciones malayas constituyen un intento para que el mundo occidental comprenda la gravedad del problema más que una amenaza real que esté dispuesta a llevar a cabo.

Pero, entre tanto, 2.500 refugiados flotan en el mar de la China sin un destino definido. Forma parte de la riada de más de 350.000 vietnamitas que han abandonado su país desde la toma del poder por los comunistas.

Las autoridades de Vietnam han encontrado una buena fuente de ingresos con el éxodo masivo de sus compatriotas. Según se ha sabido ayer en Londres, el Gobierno de Hanoi autoriza la salida de refugiados previo pago de una cantidad estimada entre 2.000 y 3.000 dólares en oro o moneda convertible por persona, lo que le ayuda a compensar en cierta medida la ayuda masiva soviética, que en la actualidad asciende a cerca de un millón de dólares diarios.

Fuentes americanas han manifestado que el presidente Carter ha pedido a su colega soviético, Leónidas Brejnev, que presione a Vietnam para que haga frente de una vez a este problema.

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