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Carter y Brejnev completaron ayer el texto definitivo del acuerdo SALT II

ENVIADO ESPECIAL, El presidente norteamericano, Jimmy Carter, y el jefe de Estado y secretario general del Partido Comunista de la URSS, Leónidas Brejnev, completaron ayer, en las dos primeras sesiones de trabajo de su reunión en la cumbre de Viena, el texto definitivo del segundo acuerdo de limitación de armas estratégicas nucleares (SALT II), que, según el portavoz de la Casa Blanca, Jody Powell, quedó listo para su histórica firma, mañana lunes, en el palacio Horburg de la capital austríaca,

Al término de cuatro horas de conversaciones entre los líderes de las dos superpotencias, sus portavoces oficiales resumi.eron a la prensa el contenido de las dos reuniones, de mañana y tarde, que habían mantenido las dos delegaciones, y reconocieron que todavía fueron necesarias dos horas para limar las últimas diferencias existentes en los textos y protocolos (más de cien páginas en total) que componen el se-undo acuerdo SALT.

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El portavoz soviético, L. N. Samjatín, manifestó que Brejnev., en su reunión con Carter, reconoció que la Unión Soviéti.ca no estaba completamente satisfecha con todos los puntos del tratado, pero expresó su voluntad de firmar un documento por ser éste xconcreto y realista» y el único posible en los momentos actuales. Por su parte, Carter mostró, en palabras de Powell, su satisfacción por el acuerdo y su convencimiento de que «contribuirá a crear una atmósfera de paz en el mundo y de distensión de las relaciones soviético-norteamericanas».

Carter y Brejnev expusieron en entrevistas de ayer sus puntos de vista sobre los objetivos de la cumbre y la posición respectiva de cada país con relación a los temas conflictivos en el panorama mundial. La sesión de la tarde estuvo dedicada exclusivamente a las negociaciones de última hora.

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Carter y Brejnev, satisfechos de su primera jornada

(Viene de primera página)

El primer encuentro entre Carter y Brejnev duró media hora menos que lo previsto, Aunque oficialmente no se dio ninguna explicación oficial de este apresurado fin, medios oficiosos lo interpretaron como un indicio de que esta primera entrevista, cara a cara, discurrió sobre temas generales y ambas delegaciones se limitaron a leer los discursos de presentación. Estaba previsto que la reunión se prolongara durante dos horas.

Al término de la misma, y según fuentes norteamericanas, Brejnev manifestó a un grupo de periodistas soviéticos que el intercambio de opiniones sobre los objetivos de la cumbre había sido acertado. «Está en nuestras manos el alcanzar metas positivas para la paz mundial y no permitiremos que se nos escape la ocasión de las manos», añadió el líder soviético.

Por su parte, el presidente Carter declaró que estaba satisfecho de la primera entrevista. Jody Powell, su portavoz de prensa, describió el encuentro como un tour de l'horizont sobre todos los temas globales y de interés común previstos en la agenda. Carter introdujo una nota religiosa en su intervención y fue contestado por Brejnev, quien dijo «Dios no nos perdonará si fracasamos».

En esta primera sesión, el presidente Carter, según informó posteriormente su portavoz, hizo referencia en su intervención a tres temas concretos: necesidad de alcanzar un entendimiento en aquellas zonas de «turbulencia», donde entran en disputa los intereses de cada país; la urgencia de llegar a acuerdos de control de armamento táctico-nuclear y convencional, y, por último, al deseo norteamericano de establecer un mecanismo que evite el peligro de un enfrentamiento nuclear por error o mala interpretación.

Carter señaló, según Powell, que el acuerdo SALT podría servir de ejemplo para otras negociaciones relativas a áreas de conflicto de intereses y se refirió, finalmente, a la necesidad de «clarificación, conciliación y consultas» sobre los objetivos de las políticas de cada potencia.

A las cinco de la tarde, hora local (seis, de Madrid), ambos dirigentes se reunieron de nuevo. El secretario general del Partido Comunista soviético parecía cansado. Algunas fuentes insistían en que la razón de la brevedad de la primera reunión era el delicado estado de salud de Brejnev. «Está recuperado», declaró una fuente norteamericana, «pero parece claro que no quieren estirar demasiado de la cuerda.»

De nuevo la salud de Brejnev

La salud de Brejnev fue nuevamente la sombra de este primer día de entrevistas. Por la mañana, el líder soviético parecía relajado y en inmejorable estado. Al salir de la reunión, Brejnev mostraba una cara cansada e incluso tropezó al entrar en el asiento delantero de su automóvil blindado. Las medidas de seguridad en la embajada norteamericana, donde se desarrollaron las dos entrevistas de este primer día, eran extraordinarias. Varios grupos de comandos, armados con rifles automáticos israelíes, protegían las calles adyacentes del edificio.

Un comentario de la agencia Tass, Firmado por el experto autorizado Yuri Kornilov, aclaraba algunas razones y el espíritu con que los soviéticos han acudido a Viena. «El objetivo principal de este primer encuentro», decía Kornilov, «es la firma de las SALT que, para los pueblos amantes de la paz como el soviético, marcan un hito histórico en el camino de la distensión.»

Los norteamericanos han filtrado que Carter propondría el inicio de conversaciones periódicas entre los ministros de Defensa de cada potencia. Esta iniciativa norteamericana, que busca crear un marco de entendimiento a nivel militar para casos de crisis, ha sido reiteradamente rechazada por el Kremlin. Ahora los norteamericanos repiten la propuesta con la promesa de que este sería el marco adecuado para negociar el futuro de las plataforma de misiles móviles (marginadas del tratado SALT II), que ambos países piensan construir y que los norteamericanos ya han comenzado a desarrollar bajo el nombre de MX.

Por el lado soviético, un detalle que no se escapó a los observadores fue la filtración pasada a la prensa, horas antes de producirse, sobre el contenido del brindis pronunciado por Brejnev en la cena de gala de anoche. El dirigente soviético hizo un canto de alabanza a la lucha de los pueblos por su independencia y al derecho de Moscú a ayudarla «sin interferencia en los asuntos internos» de cada país.

La cita es clarificadora, pues se refiere a uno de los temas de conflicto entre Moscú y Washington. Los norteamericanos, como han insistido en días anteriores, buscan un arreglo en Africa a alto nivel que limite el campo de influencia e intervención de las superpotencias. El tema de las tropas cubanas, la solución interina en Rodesia y el futuro de Namibia se engloban en este contexto, y de la cumbre podría surgir cuál va a ser la política de Washington ante el Gobierno multirracial del obispo Muzorewa en Rodesia-Zimbabwe.

El tema de los conflictos regionales fue uno de los que se analizó en los discursos de presentación de cada delegación, según informaron después fuentes norteamericanas. Africa, el Oriente Próximo y la situación en el océano Indico se englobaron en este contexto, aunque dentro de una panorámica general. También hubo referencias a los gastos de defensa y se realizaron quejas mutuas de que cada país gastaba más en defensa de lo que reconocía.

Las delegaciones de ambas superpotencias fueron nutridas, pero al menos en la primera sesión se notó la ausencia de los representantes militares.

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