El Gobierno estudia sistemas para racionar gasolina y otros combustibles
Expertos del Gobierno estudian en estos momentos las posibles alternativas para decretar un programa de ahorro en los consumos de los derivados petrolíferos, cuya entrada en vigor se produciría inmediatamente después del verano, según ha podido confirmar EL PAIS en fuente solventes. La aplicación de medidas de restricción al consumo fue reconocida ayer por el ministro de Industria y Energía como muy probable.
Los expertos energéticos de la Administración barajan esencialmente dos modelos de actuación para restringir el consumo: la aplicación de precios disuasorios en aquellos productos de mayor demanda o el establecimiento de medidas de racionamiento. El alza de los precios parece contar con escasos valedores, en razón de las dificultades políticas que conlleva y la escasa efectividad demostrada en similares experiencias. En cuanto a la posibilidad de implantar medidas de racionamiento, existen, al, parecer, importantes dificultades de tipo técnico, aunque la mayor parte de los expertos se inclinan por esta posibilidad. Según las fuentes consultadas, las restricciones al consumo se centrarían sobre todo, en las de tipo doméstico (electricidad y calefacciones) y en la circulación d automóviles, a pesar de que éstos representan porcentajes notable mente reducidos del consumo global de petróleo en el país. Los responsables del Gobierno no parecen estar considerando por el momento ninguna medida restrictiva a aplicar a la industria por entender que es irrenunciable el mantenimiento de los actuales niveles productivos.La decisión de restringir e consumo de productos petrolíferos se fundamenta, sobre todo, en el importante incremento de la demanda registrado en España. Durante el período enero-mayo el consumo de gasolina se incrementó en un 14%, precisamente en los tipos extra y súper, porcentaje récord en la OCDE y absolutamente inaudito en etapa de crisis. Más espectaculares son los aumentos registrados en gasóleos de los tipos B (agrícola y pesquero) y C (calefacciones), del orden del 11% y 25%, respectivamente, atribuidos a un desvío de los consumos industriales de fuel, en razón del bajo precio de los gasóleos, que no cubre ni los precios de coste. El incremento de los consumos de estos productos ha obligado a importar grandes cantidades de refinerías extranjeras, a un precio aproximado de veinticinco pesetas litro, cuando el de venta al público en España se sitúa entre las diecinueve y las ocho pesetas, según los tipos.
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