Estudios críticos de los movimientos de vanguardia
Primeras entregas de una serie de arte
En plena crisis de las llamada vanguardias artísticas, salen, por primera vez, a la luz sendas antologías de los textos teóricos traducidos por los distintos frente que constituyeron estas vanguardías en las primeras décadas del siglo XX. Son la obra conjunta de Angel González García, Francisco Calvo Serraller y Simón Marchán, Escritos de arte de vanguardia (1900-1945) -Turner-, y el trabajo de Jaime Brihuega sobre los Manifiestos, proclamas, panfletos y textos doctrinales de las vanguardias artísticas en España (1910-1931), en cuadernos de arte de cátedra. Dos libros pa rejos, pero no intercambiables, que se presentaron en un acto singular en la librería El Pub, de Madrid, en vísperas de la Feria del Libro, donde aparecen como novedad editorial. Ambos coinciden en ser primeras entregas, que continuarán con dos segundos volúmenes, que abarquen hasta la actualidad, y en estar destinados a lectores preferentemente universitarios y que podrán encontrar en ellos una serie de documentos imprescindibles, hasta ahora dispersos o difíciles de localizar.
Pero los dos libros también presentan una diferencia: la actitud de los respectivos autores ante las vanguardias, así como el propósito que persiguen con sus trabajos. Mientras que Brihuega califica su antología de mero instrumento de trabajo, los autores de Escritos declaran en su introducción que no pretenden dar soluciones, sino suscitar problemas y, al mismo tiempo, aportar un material adecuado para la revisión de las vanguardias.
«El interés ingenuo y exaltado de los años setenta por las vanguardias artísticas ha disminuido ante la crisis de la modernidad», dijo Calvo Serraller en el acto de presentación. «Ahora nos encontramos ante la necesidad de calibrar el valor exacto de estas experiencias y el conocimiento de los textos elementales es esencial para lograr una visión objetiva del tema y hacer un inventario final de la ilusión de la vanguardia.»
Por su parte, Jaime Brihuega señaló que su interés por las vanguardias no se trata de un intento de recuperar algo que está ya desconectado de la realidad vigente, algo que es mera arqueología. «Mi intención con este libro -señaló- es iniciar un proceso de análisis de lo que fue la vanguardia artística, para conectarla con otros campos de la producción artística global y conseguir así una imagen de la cultura visual en un momento dado, en una determinada época.»
Con respecto a Escritos, Angel González apuntó: «El libro cumple una función académica, al servir al lector textos básicos, pero también contiene algunos escritos casi desconocidos en su día, y que una lectura distanciada revela apasionantes, mucho más importantes que otros que tuvieron mayor repercusión por su carácter polémico y sacramental. Alguno de estos textos a los que me refiero resultan inquietantes y enriquecen el propio concepto de vanguardia, pues con el tiempo se descubre en ellos su intrínseca calidad literaria.»
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