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Estreno mundial de "Isadora", de Lindsay Kemp

Se celebró en un teatro de Tenerife

El pasado sábado día 19 se celebró en el teatro Guimerá, de Santa Cruz de Tenerife, el estreno mundial del espectáculo Isadora, basado en la historia de la que fuera gran revolucionaria en la danza y en la vida Isadora Duncan. Dos personalidades de excepción se unieron para dar belleza, ritmo, armonía y forma dramática a este espectáculo: la gran actriz argentina Cipe Lincovsky y el director inglés Lindsay Kemp, ambos muy conocidos en España por sus dos espectáculos anteriores: Yo quiero decir algo, de Cipe Lincovsky, y Flowers, de Lindsay Kiemp.

El espectáculo Isadora está concebido dramáticamente de forma unipersonal, de tal manera que Cipe Lincovsky luce sus facultades interpretativas encarnando ocho personajes que significaron mucho en la vida de la célebre danzarina norteamericana: Oscar Beregui, actor húngaro; Esenin, poeta ruso; Gordon Graig, gran renovador de la escenografía moderna; Paris Singer; dos damas alemanas, Eleonora Duse, gran amiga de la Duncan, y una de las mayores figuras del teatro de principios de siglo, y la propia Isadora Duncan, que, como columna vertebral, va engarzando todo el espectáculo en un diálogo consigo misma y con los otros personajes que parecen salir de su triste baúl de los recuerdos de su ostracismo artístico en la ciudad de Niza. Toda la obra es como un gran paréntesis que empieza y termina casi en un segundo: en este instante en que Isadora Duncan muere en automóvil, ahorcada con su propio chal.Los textos incorporados a este gran espectáculo pertenecen a Shakespeare, a Eurípides, a Cantar de los cantares, de Salomon; a Tujolvsky, a Shelley y a la propia Duncan, de su libro Mi vida.

Las grandes preguntas que parece formularse Cipe Lincovsky y que, trasladas al público, son: ¿Por qué la esperanza del artista es casi siempre un sueño irrealizable? ¿Por qué Eleonora Duse no trabaja durante quince anos y cuando vuelve a América muere haciendo esfuerzos patéticos para amasar el dinero que necesitaba la gran obra soñada por ella durante tanto tiempo? ¿Por qué Maiakovski se mata? ¿Por qué a Mozart lo entierran en la fosa común? ¿Por qué Oscar Wilde muere en el exilio?

La gran fuerza de este espectáculo viene dada quizá por el carácter revolucionario, tan actual, del personaje Isadora. Al decir que la libertad y la vida nacen del escenario y no puede haber una dicotomía entre el arte y el creador. Lleva a la práctica su sentimiento en 1904, lanzando uno de los primeros discursos feministas en contra del contrato matrimonial: «No es inmoral vivir con el hombre. Mucho más lo es firmar un contrato. Eso quiere decir que hay desconfianza en el hombre. Y si se le tiene tal desconfianza ¿cuál es la razón para casarse con él?»

Isadora, durante el primer cuarto de este siglo, se destacó como una bailarina que se alzó contra la técnica fría del ballet clásico e introdujo un estilo natural y espontáneo que luego se convirtió en el elemento esencial de la llamada danza moderna. El éxito que la acompañó oscureció en Isadora la otra parte de su personalidad: la de mujer de pensamiento y acción totalmente adelantados a su época, convirtiéndose en reivindicadora de los derechos humanos y en defensora de una nueva moral basada en la verdad, en la justicia y en la belleza.

Los resultados del intenso trabajo de un calificado grupo creador, encabezado por la actriz Lincovsky y por el director Kemp, y formado por el músico Carlos Miranda, el escritor José María Paolantonio, guionista también de La Raulito, y el director técnico John Spradberry, pudo ser ovacionado por primera vez en el mundo en nuestra ciudad, para luego comenzar una serie de representaciones ya programadas en Europa y América.

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