Bomba de mano en una "ikastola" de Durango
Varios niños, de entre ocho y nueve años, estuvieron jugando durante horas con una bomba de mano sin explosionar en la ikastola Kurutziaga, de la localidad vizcaína de Durango, separada tan sólo por unas huertas de un campo de tiro de la Guardia Civil.Hace poco más de un año, el claustro de profesores de la ikastola había expuesto ya, en escrito dirigido al Ayuntamiento, las razones por las que consideraba poco adecuado el emplazamiento del campo de tiro: «En primer lugar, decía el escrito, las detonaciones de las bombas de mano y el tiroteo, tanto de fusiles como el tableteo de metralletas, a causa de su proximidad, impiden la concentración de nuestros alumnos, aparte de la molestia del ruido, éste sirve para excitarles y crear en ellos la predisposición de evocar o emular una serie de programas televisivos.
Por otra parte, el campo de tiro y los guardias civiles en acción son perfectamente visibles desde la ikastola. Además, los blancos sobre los que disparan tienen forma humana. Todo este espectáculo, repetimos, es perfectamente visible para nuestros niños. Las reacciones van desde el niño que queda traumatizado al ver que disparan contra un hombre (tenemos niños desde los dos años que no son capaces todavía de discernir entre la figuración y la realidad), hasta las reacciones opuestas, que encuentran estimulantes dichos ejercicios, transformando los ejercicios de tiro de la Guardia Civil en modelos a identificar. En todas las circunstancias pensamos que dichos ejercicios no colaboran al objetivo educativo de nuestra ikastola, sino todo lo contrario.»
Recientemente, los profesores de la ikastola reiteraron ante el alcalde electo del PNV su preocupación por la continuidad de las prácticas de la Guardia Civil, tanto más peligrosas teniendo en cuenta que el campo de tiro no está vallado, ni siquiera señalizado. El alcalde informó que la Guardia Civil le había prometido buscar otra zona para la instalación del campo.
Sin embargo, hubo prácticas los días 14, 15, 16 y 17 de este mes. El miércoles 16, poco antes de iniciarse las clases de la tarde, una maestra de la ikastola comprobó que un grupo de niños estaba jugando con un objeto que lanzaban al aire de la misma forma en que -durante sus prácticas- suelen hacerlo los guardias civiles con las granadas de mano. Los niños declararon haber encontrado el objeto a la salida de la clase de la mañana. Dos especialistas del puesto de la Guardia Civil, requeridos al efecto, constataron que se trataba, efectivamente, de una granada de mano, «lista para explosionar en cualquier momento», según declararon.
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