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Un estado alemán desafía a Bonn al prohibir una central

Gobierno democristiano y oposición socialdemócrata de la región de Baja Sajonia se han decidido por una negativa respecto de la construcción en Gorleben, de la primera planta para el reprocesamiento del uranio que habría de levantarse en la República Federal de Alemania, pero han tolerado en principio el que continúen las prospecciones para la construcción en un futuro de un depósito de residuos nucleares que se establecería en las antiguas minas de sal de esta localidad.

La negativa, dada a conocer por e jefe del Gobierno de Baja Sajonia ante el Parlamento de la capital Hannover, choca con los intereses del Gobierno de Bonn, que deseaba situar almacén y central de reprocesamiento en el mismo Gorleben. Ante la postura de Ernest Albrecht, jefe del Gobierno bajo-sajón, el Gobierno federal ha respondido que esto no significa que Bonn renuncie a su programa nuclear y ha dado a conocer la firma de un acuerdo con Francia por el que este país realizará el procesamiento del uranio alemán.La decisión de Hannover ha dejado sobre el tapete dos realidades clave en estos momentos: por una parte, el Gobierno federal parece dispuesto a llevar adelante sus proyectos sobre la llamada economía del plutonio y, en general, el de construcción de centrales nucleares. Por otra, que la socialdemocracia está muy dividida en torno a este problema, y, que, como réplica, la Democracia Cristiana trata ahora de utilizar la baza de una decisión conjunta de los partidos parlamentarios antes de decidir en solitario en los laender cuyos gobiernos integra.

Los conservadores no quieren pasar ante los electores, ecologistas o no, como la formación política que dio el paso definitivo hacia el estado atómico. En cuanto a los socialdemócratas, no han bastado sus promesas de los últimos días sobre la prioridad de la seguridad pública respecto del crecimiento económico sobre la base de la energía nuclear.

El Gobierno, y en especial el canciller Helmut Schmidt, ha insistido ayer también en que el recurso a la energía atómica es inevitable.

El hombre de la calle se pregunta quién tiene razón, Schimidt o Albrecht, los atómicos o los verdes. El Gobierno no parece dispuesto a perder el tiempo y ha dado a entender que comenzará en breve una campaña de mentalización de los ciudadanos de Baja Sajonia, con la esperanza de convencer a éstos de la supuesta seguridad real de la tecnología nuclear. Ayer mismo, delegaciones de veinte países industriales y del Tercer Mundo concluyeron un seminario en Bonn declarando también la energía nuclear como un recurso imprescindible para el progreso de todos los países. El problema no parece tener salida legal por ahora en la RFA, precisamente por las competencias de los Gobiernos regionales respecto de la federación.

En Holstein, en el límite con Dinamarca, el Gobierno de Kiel, también democristiano, mantendrá una postura idéntica a la de Baja Sajonia. La única vía de solución parece ser la del recurso a los Tribunales de Garantías Constitucionales. En el contexto actual, el problema se solucionaría, desde el punto de vista económico, si públicamente todos los partidos mayoritarios se expresasen favorables a una uniformidad de criterio, pero cabría temer la reacción en la calle, activada con las dudas de los políticos. El ministro del Interior de Bonn presentó ayer una declaración en la que decía comprender la inquietud de los ciudadanos.

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