El instinto publicitario de Roman Polanski

ENVIADO ESPECIAL, El festival comienza hoy, jueves, su segunda mitad; siete días de proyecciones que imprimen un cierto cansancio al espectador, al profesional y al crítico. En ninguna parte del mundo se mantiene ya un festival de estas características, sin embargo, Cannes continúa ocupando el epicentro de la actualidad cinematográfica mundial. Roman Polanski convocó ayer, miércoles, una rueda de prensa, por dos razones esenciales: promocionar su última película, Tess, basada en un relato de Thomas Hardy, y explicar su complicada situación jurídica en Estados Unidos. Ni que decir tiene que el miércoles fue el gran día de Polanski, director, actor, showman y, al parecer, hombre irresistible para las mujeres

La última aparición de Polanski en público fue en Cannes, hace tres años, a raíz de su participación en el festival con Le locataire, basado en un relato de Topor. Desde entonces, se ha dedicado por entero a su película, con un coste de algo más de cien millones de pesetas -cantidad que resulta más bien parca para las producciones europeas y norteamericanas-, nueve meses de rodaje y un deseo absoluto por parte del director de respetar el texto original: «La intención de adaptar al cine Tess, es antigua. Cuando vivía Sharon Tate le enseñé, un día, la novela. La leyó y le fascinó el personaje femenino que describe maravillosamente Thomas Hardy. Después ocurrió el desastre y abandoné el proyecto. Ya en Francia, Claude Berri me propuso realizar una película para Nastassia Kinski y retomé el proyecto desechado. Trabajé durante un tiempo con Gerard Brach para adaptar la novela. Personalmente, creo que una correcta adaptación es la que consigue resumir una novela densa -como es este caso- sin que el espectador pierda ninguno de los matices de los personajes o de la historia esencial.En el caso de Hardy, la complicación mayor era conseguir unos diálogos que, a la vez que respetuosos con el texto de un clásico sonaran de forma actual. En esta fase se incorporó al equipo de guionistas el británico John Browhjohn con la finalidad esencial de conseguir la adaptación de los diálogos.»

La otra parte de la historia de Roman Polanski, la de su juicio en Estados Unidos, sin duda la anécdota de mayor atractivo para la prensa sensacionalista (la de mayor tirada) fue desvelada parcialmente por el propio realizador a un reportero de Nesweeck, al que aseguró su retorno a Estados Unidos. La rueda de prensa giró en torno a este problema. Polanski aseguró que en octubre volverá a Estados Unidos. El juicio que se sigue contra él -la acusación es de «relación sexual ilícita»- se encuentra en una fase de espera. Cuando el realizador se presente nuevamente en el juzgado se producirá la sentencia, contra la que cabe el recurso. A estas alturas, resulta difícil explicar el affaire de Polanski, en la causa de John Nicholson con una «nínfula», por utilizar una terminología nabokoviana, uno de los autores preferidos de Polanski. La prensa -a la que cuida el realizador con un sentido publicitario sorprendente por su habilidad- contó, en su día, con profusión de datos la historia. La dificultad es que cada versión era diferente y tres o cuatros años después del affaire nadie tiene una idea clara de qué fue lo que ocurrió en Beberly Hills.

"Caniche ", de Bigas Luna

También hoy, jueves, se proyecta la primera de las tres películas españolas seleccionadas por algunas de las secciones del festival. Bigas Luna presenta su tercera película, Caniche, en la quincena de realizadores, sección en la que se dio a conocer el año pasado con su segundo filme, Bilbao, sin duda una de las películas-sorpresa de la pasada edición.«Caniche es la historia de dos hermanos que viven en Barcelona, en la más absoluta de las miserias, y subsisten comiendo perros -declaró a EL PAÍS su director y guionista, Bigas Luna-. Lo que más me interesa en el cine es crear submundos creíbles, hacer cosas imaginarias, prefiero no llamarlas historias fantásticas, pero explicadas de una forma lógica y realista».

Para comprender el posible impacto de esta película en Cannes no queda más remedio que darse un paseo por la ciudad en las horas punta. Tres de cada cuatro habitantes tienen un perro, generalmente pequeño, al que miman y cuidan con amor paternal o maternal. En 1976 se proyectó en Cannes Pascual Duarte, de Ricardo Franco. La escena en la que el protagonista, José Luis Gómez, mataba a su perro con una escopeta provocó reacciones apasionadas entre los espectadores y el presidente del jurado, en aquella ocasión Tennesse Williams-, hasta el punto de que el resto del jurado tuvo que facilitar un comunicado señalando que los comentarios del dramaturgo norteamericano eran exclusivamente personales. Días después, José Luis Gómez conseguía el premio de interpretación masculina y Tennesse Williams votaba por Taxi Driver, una de las películas más violentas de la temporada.

Bigas Luna ha conseguido algo infrecuente para los realizadores españoles: estrenar sus películas en los circuitos comerciales italianos, dobladas, gracias al interés que demostró Marco Ferreri por Bilbao. Ferreri ha comprado también para su distribución en Francia e Italia Caniche.

«Los hermanos protagonistas de la película -Consol Turá y Angel Jové, añade el realizador- cambian de status social gracias a una herencia inesperada, sin embargo, no pueden prescindir del hábito de comer perros. Ella decide comprarlos de raza, pero él sigue con los callejeros. En la película se insinúa una atracción física entre los hermanos, que culminará en una relación carnal. Lentamente contraerán una enfermedad, de la que apenas se explican sus pormenores y morirán. El caniche se escapa de la casa y se va a la gran ciudad, en donde es recogido por unas señoras. Personalmente amo a los perros, he tenido cinco y el espectador comprenderá que de los tres personajes protagonistas, el que más me interesa es el perro. La película puede admitir varias interpretaciones, desde una excesivamente loca y trivial (gente que come perros) hasta interpretaciones más intelectuales sobre la autodestrucción y todo eso. Lo único que me preocupa de mis películas es que lo intelectual no anule nunca a lo superficial».

Señalemos para terminar que la Croisette continúa recibiendo en sus aceras a los famosos del cine mundial. Francis Ford Coppola pasea a toda su familia a la espera de que se proyecte su Appocalypsis now, una película claramente candidata a la Palma de Oro. Georges Hamilton la recorre vestido impecablemente de drácula. Kirk Douglas y su mujer nos recuerdan a todos que se casaron hace veinticinco años, que tienen dos hijos, uno de ellos ya famoso, Michael, productor de El síndrome chino, de rabiosa actualidad (un accidente en una central nuclear), y el otro, Peter, menos famoso, pero también con vocación de productor. La primera película producida por él estará interpretada por su padre, Kirk. Esto explica, en definitiva, todo lo anterior. Cannes se prepara ya para recibir a uno de los mitos más sólidos de la cinematografía mundial, John Huston, al que se le rendirá un gran homenaje, a la vez que se estrenará su última película, Wise Blood.